domingo, 21 de febrero de 2021

¡DESPERTAD! COMENZAMOS EL ADVIENTO

EUCARISTÍA DEL PRIMER DOMINGO DE CUARESMA. 21 FEBRERO

MONICIÓN DE ENTRADA

El pasado miércoles comenzamos el tiempo de Cuaresma. El papa Francisco nos lo muestra como un tiempo para despertar y redescubrir la ruta de nuestra vida; un tiempo para liberarnos de lo superfluo y regresar a lo esencial; un tiempo para unirnos de nuevo con Dios, con los hermanos y con nosotros mismos.
“¡DESPIERTA!” es el lema conductor que hemos elegido para ayudarnos a vivir mejor esta Cuaresma, según el Espíritu de Jesús y del Evangelio.
Este signo, un árbol en apariencia seco, quiere hacernos conscientes de cómo es nuestra realidad muchas veces. En este mundo tan lleno de ruidos, en esta “montaña rusa” de acontecimientos podemos llegar a descubrirnos vacíos, secos y sin sentido. Como un árbol sin hojas, adormecido, que incluso parece “muerto”. Un árbol que necesita despertar para poder ser portador de vida.
¡Despierta! Y comienza a preparar el árbol de la vida. El Espíritu, que empujó a Jesús al desierto, nos va a llevar a nuestro propio desierto donde hemos de encontrarnos con nosotros mismos para despojarnos del “hombre viejo” que llevamos dentro y renovarnos.
Las tentaciones van a ser muchas, como le ocurrió a Jesús: la comodidad, el deseo de poder, el orgullo, la pereza, la desesperanza, la envidia… Pero no estamos solos, Dios nos acompaña. En el silencio del desierto, en medio de las tentaciones, es ahí donde podemos escuchar a Dios.
La oración será pues uno de nuestros grandes aliados. Será como la tierra buena y acolchada que necesitan nuestras raíces; una tierra limpia de obstáculos y rica en nutrientes. Una tierra firme que nos proporcione el apoyo físico necesario para resistir tormentas, inundaciones y vendavales.
(colocamos la tierra en el árbol)
Pero el tiempo de desierto no tiene que ser un tiempo de tristeza. Más bien debe ser un tiempo de oportunidades para contagiarnos de la alegría y la esperanza de la Buena Noticia que nos promete Jesús: “Alegraos, porque el Reino de Dios está cerca”. Jesús nos invita a contagiarnos de la Buena Noticia y de esta manera poder contagiar de Evangelio a un mundo que tanto lo necesita.
Hoy, Manos Unidas nos invita a contagiar solidaridad para acabar con el hambre; porque la mayor pandemia que sufre el planeta es la pobreza. Es importante que despertemos los cinco sentidos y el corazón a todas las necesidades de nuestro mundo y no solamente a aquellas que sentimos más cercanas.
Vamos a tener presente en la Eucaristía de hoy esta realidad, mucho más virulenta que el Covid y vivamos esta Cuaresma como un tiempo de renovación. 

PERDÓN 

Señor, muchas veces nos dejamos llevar por las tentaciones
porque es más fácil justificarnos que afrontar las dificultades,
porque la comodidad nos gana la partida,
porque el miedo nos paraliza y nos impide reaccionar,
porque el orgullo nos tapa los ojos de la misericordia y el perdón,
porque el egoísmo nos pesa como una losa,
porque no somos capaces de ver
que en cualquier parte del desierto hay un pozo. 

Tú nos enseñas que
las tentaciones no se evitan,
se atraviesan y se superan.
Nos ofrecen una oportunidad para madurar,
para ser más realistas, más compasivos,
más comprensivos, más solidarios.
Son una buena ocasión para volver al Evangelio,
nos dan la opción de elegir, de crecer
y de ser más libres.

Y es ahí, en nuestra debilidad
donde tú, Jesús, nos haces más fuertes.

HOMILÍA 

“Contagia solidaridad para acabar con el hambre”. Como nos recuerda el papa Francisco en Fratelli Tutti, el bien común solo lo construiremos al sentir al otro tan importante como a nosotros mismos. Construir la fraternidad universal, proyecto de Dios para el mundo, exige que vivamos la justicia y la solidaridad. Con frecuencia solemos caer en la tentación de acostumbrarnos a vivir como si el sueño de Dios fuera solo para unos pocos privilegiados como nosotros. 



PETICIONES

1.- Por la Iglesia, para que acoja, cuide y se ocupe especialmente de los que no cuentan en la sociedad del bienestar. Oremos.

2. Por los gobernantes, para que procuren el bienestar de todos los ciudadanos y trabajen para que todas las personas puedan cubrir las necesidades básicas en condiciones de igualdad. Oremos.

3.- Para que Dios multiplique los frutos del trabajo de Manos Unidas, sensibilizando a los hermanos para un mundo más solidario y fraterno. Oremos.

4.-Por los que han perdido la esperanza, la ilusión, los que se encuentran solos, los que viven momentos de tristeza…, para que “despierten” a la esperanza de la Buena Noticia de Jesús. Oremos.

5.- Por todos nosotros, para que, conscientes de nuestras limitaciones, crezcamos en la solidaridad, en el uso responsable de los bienes y en el cuidado de nuestra Tierra. Oremos.


 

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