jueves, 23 de diciembre de 2010

NÚMERO 14 DE EL PORCHE

En la sección VERSION IMPRESA podéis encontrar el número 14 de la revista El Porche. Este es su editorial:

EDITORIAL

¡Cómo pasa el tiempo! El año se acaba (empezamos el Adviento, ¡otro más!), los niños crecen (incluso en la comunidad parroquial, con grupos de Confirmación y de Postcomunión, además de los de la catequesis habitual de Primera Comunión) y Valdefierro cumple ya sesenta años (¡felicidades!)... Es frecuente que el veloz paso del tiempo nos cause melancolía, añoranza e incluso tristeza. Sobre todo en otoño. También, si lo pensamos bien, es una invitación a vivir cada día plenamente, siendo conscientes de los anhelos de nuestro corazón...

Pero, como dice el profeta Jeremías, ¿quién es capaz de entender el corazón humano? Es verdad que resulta difícil, pues en su superficie bullen y se agitan múltiples deseos, caprichosos, volubles, cambiantes... Sin embargo, en lo más hondo de cada corazón anida el mismo deseo profundo de plenitud de vida y amor, un deseo que está a la espera de que lo descubramos y lo vivamos a fondo.

Jesús no siempre responde a nuestros deseos superficiales, que a veces nos alejan de nosotros mismos, de los demás y de Dios. Viene para colmar nuestro deseo más profundo, aun cuando para ello tenga que romper nuestros esquemas y maneras de ver el mundo y la fe. Para ello, Jesús nos invita a hacer lo que él hace, a vivir lo que él vive, a amar como él ama. Tal vez, en el fondo, pensemos que esto es poesía, cosas en las que sólo los niños pueden creer de verdad, pura utopía... Y es posible que nos excusemos, para no quedar mal con Jesús, diciendo que, si las circunstancias o la ocasión fueran otras, entonces sí aceptaríamos de buena gana su invitación. Quizá por eso es tan frecuente que nos conformemos con ser "religiosos", con cumplir normas y con mostrar una imagen favorable de nosotros mismos ante el resto de la comunidad.

No nos corresponde a nosotros elegir las circunstancias del mundo que nos ha tocado vivir; pero nadie puede decidir por nosotros cómo vamos a emplear el tiempo que se nos ha dado, ese tiempo que, como fina arena, se nos va escurriendo entre los dedos...