miércoles, 25 de diciembre de 2019

PREGÓN DE NAVIDAD


Que se alegren los padres, los hijos, los amigos, los hermanos!
Los chicos y los mayores!


Que se alegren los que viven en el campo y los de la gran ciudad!
Los que salieron de sus casas y nunca más regresaron.
Los que un día llegaron de fuera y se quedaron.
Los que todavía no han encontrado un lugar donde reposar su cansancio.

Que se alegren los inquietos, los que buscan,
los que construyen, los que esperan, los cansados;
los que ríen y los que perdieron la sonrisa en el camino;
los que confían y los que dejaron de hacerlo.

Que se alegren los de corazón sencillo, los que sueñan ,
los que no se dan por vencidos y los que en algún momento ya tiraron la toalla.

Que se alegren los habitantes de la Tierra, ¡todos!,

porque Jesús nace cada día, cada amanecer,
en las pequeñas cosas, en los pequeños gestos;
porque nace en cada sonrisa y en cada llanto;
porque es el rostro de los indefensos, los desprotegidos,
los humillados y oprimidos, los que no cuentan, los invisibles;
porque su cuna es de tierra y de pajas;
porque Él hace grande lo más pequeño.

Que se alegren todos los corazones,
porque todavía hoy sigue naciendo la VIDA;
porque Jesús sigue habitando en lo más hondo de las personas,
porque se sigue encarnando en nosotros como lo hizo en María.

¡FELIZ NAVIDAD HERMANOS, FELIZ NOCHE BENDECIDA!



Los días de Navidad están llenos de momentos mágicos, de sueños y de buenos deseos; incluso parece que todos somos un poquito mejores. Sin embargo hay un peligro en estos días, una tentación en la que solemos caer con frecuencia. Quizá en teoría parece que tenemos claro que es Dios quien nace, pero en la práctica… Nos preocupamos demasiado por las cenas y comidas de Navidad y fin de año, por los regalos de los Reyes Magos, porque no falte ni un solo detalle. Estamos atareados en exceso por cosas superfluas, incluso discutimos por las tonterías más insignificantes… Y acabamos perdiendo el norte de lo auténtico, lo que verdaderamente importa: es el ser humano quien merece la pena, las personas que Dios ha puesto a nuestro alrededor, porque es ahí donde Jesús nace, en el corazón de cada uno de nosotros: ¿Qué lugar ocupa en nuestra vida cotidiana el saber escuchar, el sonreír, el comprender, el perdonar, el respetar, el aceptar… ¿Aprovechamos al máximo cada minuto de nuestra vida con aquellos a quienes queremos? ¿Y con aquellos que nos necesitan?

Esperamos que este vídeo nos sirva como reflexión para esta Navidad y para todos los días del año. 






martes, 24 de diciembre de 2019

ACOGEMOS LA VIDA

La celebración de la Navidad sigue siendo posible después de más de dos mil años porque María y José decidieron acoger la VIDA. Sin entender prácticamente nada confiaron en Dios. Jesús llegó a sus vidas y lo transformó todo.
En estos días no será posible que Jesús llegue a la humanidad si no somos capaces de acoger y confiar , sabiendo que solo desde el amor podremos transformar el mundo. Acoger es mirar con los ojos de Dios todo aquello que ocurre a nuestro alrededor: aquello que pasa en nosotros o muy cerquita de nosotros y también lo que ocurre lejos o muy lejos. Hay muchas situaciones que nos cuesta muchísimo acoger porque no las entendemos, porque nos desbordan, porque nos hacen sufrir, porque son difíciles, porque no nos gustan … en definitiva, porque no las vemos con los ojos del amor de Dios.

Para aprender a acoger como María y José hicieron es necesario primero buscar el silencio. Estos días se llenan de ruidos, de muchas cosas que embotan nuestro corazón. Durante unos minutos podemos intentar encontrar un poco de silencio interior, para desde ahí hacernos esta pregunta: ¿cómo acojo yo la vida? A veces es difícil encontrar silencio, sobre todo dentro de nosotros. Os proponemos una canción por si puede facilitarnos este momento de oración y reflexión personal. 






domingo, 15 de diciembre de 2019

CORAZÓN: MENTE, VOLUNTAD, SENTIMIENTO

Son muchas las dificultades que las personas del siglo XXI nos encontramos cuando deseamos leer la Biblia y entenderla, debido en gran parte a la distancia no sólo temporal sino también cultural que nos separa de quienes la escribieron. Hay una que puede pasarnos desapercibida: se trata de la traducción de algunos términos por otros que aparentemente son equivalentes en nuestra lengua, pero sin tener en cuenta el sentido que esas palabras tenían en la cultura semítica en la que nació la Biblia.


Es lo que ocurre, por ejemplo, con palabras como “carne”, “cuerpo”, “alma”, “espíritu” o “corazón”. En primer lugar, es importante dejar claro que en el mundo judío existe una concepción unitaria del ser humano. Nosotros, herederos de una cultura grecolatina, cuando oímos esas palabras pensamos en una persona compuesta de diferentes “partes”, mientras que en el mundo bíblico se trata más bien de dimensiones del ser humano; o, dicho de otra manera, cada una de esas palabras se refiere no a una parte, sino a la persona completa pero vista desde un determinado punto de vista.

Veamos el ejemplo concreto del término “corazón”. En nuestro idioma hacemos un uso muy frecuente del corazón en sentido figurado: “decir algo con el corazón en la mano” o “de corazón”, “abrir el corazón a alguien”, “doler el corazón”, “tocar el corazón”, “romper, helar o arrancar el corazón”… La mayor parte de estos usos denotan que en nuestra cultura consideramos el corazón, además de un órgano corporal, como el lugar de los sentimientos y las emociones.

En la cultura bíblica esto no es exactamente así. El corazón no expresa sólo los sentimientos, sino la interioridad de la persona en general. Por eso se usa para referirse a la mente, a la voluntad y al sentimiento. En cuanto a mente, el corazón tiene pensamientos, convicciones e ideas; en cuanto a voluntad, actitudes y disposiciones; y en cuanto a sentimiento, el corazón expresa afectos, amores y odios.
Tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento es frecuente encontrar la expresión “de corazón” asociado a otra palabra para expresar pensamientos, actitudes o sentimientos. Así pues, ser “limpio de corazón” (Mt 5, 8) significa ser puro, transparente, no tener doblez; “humilde de corazón” (Mt 11,29) es poseer la actitud interior de la humildad, no serlo simplemente de boquilla o exteriormente; “dureza de corazón” (Mc 3, 5) significa tanto falta de sentimiento como cerrazón de la mente o fanatismo; “propósito de corazón” (Hch 11, 23) quiere decir con una decisión firme, o sea con firmeza.

También encontramos muchas veces la expresión “en el corazón” para referirse a una actividad interior: “razonar en el corazón” (Mc 2, 8) o “decir en su corazón” (Mt 24, 48) es sencillamente pensar en su interior sin expresarlo en voz alta; “guardar todas estas cosas en el corazón” (Lc 2, 51) sería conservarlo todo en la memoria.

Otro uso frecuente es decir que algo se hace “con el corazón”, como una manera de resaltar que toda la persona está implicada. Así cuando se dice “amarás a Dios con todo tu corazón” (Mt 22, 35) está expresando una adhesión y una entrega totales.

Sintetizando podríamos decir que “corazón” expresa la interioridad de la persona en un sentido estable o permanente (convicciones, actitudes, sentimientos).

Fernando Orcástegui


lunes, 2 de diciembre de 2019

UNA IGLESIA CON CORAZÓN

Revista "El Porche" nº 41, diciembre 2019

Estos días está ingresada, en el centro de salud de Abobo, Akello, una niña con síndrome de Down y una cardiopatía bastante grave, pero que es una luchadora y ya casi tiene dos años. En Abobo, los niños cardiopáticos (con alguna enfermedad o lesión cardíaca) tienen pocas probabilidades de vivir… Primero, no crecen bien, se van quedando malnutridos, no tienen energía para vivir y, aunque logremos con las ayudas que nos llegan, mandarles a la capital a ver a algún especialista de corazón, algunos no sobreviven al viaje y sólo unos pocos después de años de tratamiento han conseguido ser operados y vivir. 

Con Akello está su madre, Ajulu… Las mamás de estos niños parece que compensan la dificultad de sus hijos y son de un corazón grande, fuerte y generoso. Ajulu se desvive por su pequeña tan frágil. Lleva días ingresada y ahí está, día y noche, cuidándola con una ternura extraordinaria. Si no duerme Akello, tampoco duerme ella. Se preocupa, pero es una mujer paciente que permanece una y otra vez, pasando un ingreso tras otro, cansada pero con una sonrisa tierna y protectora de la hija más débil y necesitada. 

A veces nuestra Iglesia, en algunos temas y ocasiones, también parece un poco cardiopática, como Akello… Una Iglesia que no crece porque no transmite vida, no late con fuerza por las causas de sus hijos e hijas, especialmente de los más débiles. Nuestra Iglesia como madre necesita un verdadero trasplante… un corazón que la aleje de su mundo de moral y jerarquía, de poder y formas pasadas. Un corazón que se abra al verdadero cambio, al latir del pueblo, de la realidad, de los jóvenes y ya no tan jóvenes que ya no le entienden nada; un corazón también femenino que le complemente y enriquezca, que le contraste y aporte… ¿Llegará algún día este trasplante y nuevo corazón? ¡Esperemos que sí! 

Pero la Iglesia no es sólo la institución… Somos todos y todas en nuestras parroquias y comunidades… Me encanta la Iglesia que forman las comunidades como Ajulu, con un gran corazón, fuerte y tierno que sabe servir sin mirar el reloj ni pedir nada a cambio. Hay muchas comunidades que son así, y verdaderamente emocionan. Comunidades con corazón, que laten con-pasión, en las fronteras, que se desviven por su gente y sus vecinos con más necesidad, por los niños, los ancianos, los solos, los desvalidos, los inmigrantes, los que sufren… Comunidades también con un corazón abierto, al lado de la debilidad de cada persona, sin rechazar lo distinto, sin juzgar, acogiendo lo imperfecto de cada uno y tratando de sacar lo mejor de cada persona. Un corazón sano bombea vida a cada célula de nuestro cuerpo para ayudarle a caminar… Una comunidad con corazón son estas que laten y contagian vida y sentido con alegría, y así promueven el latir y la participación de todas y todos, por igual, comunidad corresponsable, donde ninguno es más que otro.
Y es que el corazón, como pasa con los deportistas, cuanto más ejercicio hace, más se desarrolla y se hace fuerte y resistente. Para el corazón de una comunidad, el mejor deporte es Amar. Cuanto más se entrena uno en amar, más capacidad se tiene de seguir amando y más crece sano y sabio.

En una Iglesia con corazón… por sus venas y arterias, por todo su cuerpo, corren personas enamoradas de Jesús, personas con corazón. La comunidad necesita personas con corazón, y especialmente con un corazón agradecido. Últimamente estoy leyendo un poco y aprendiendo sobre la gratuidad. Qué importante sentirnos cada mañana agradecidos de empezar un nuevo día y dispuestos a agradecer cada persona y momento que vivimos, siendo conscientes de tanto que se nos regala a cada instante, cada día. A mí no me resulta nada fácil, ante tantos obstáculos que parece que ponen algunos días y algunas personas… Pero sólo vivir en ese intento ayuda a mi corazón a seguir con sentido, a fluir, a no perder peso y fuerza como Akello y seguir latiendo…

Ojalá vayamos curando poco a poco esas cardiopatías personales, comunitarias e institucionales y vayamos creciendo en ternura, agradecimiento y acogida para latir con esperanza. Que en todos nuestros corazones Jesús sea el principal marcapasos que nos guíe con su ritmo en el camino de la vida. ¡Buen ejercicio!
María Taboada
Hospital y escuela de Abobo (Etiopía)

jueves, 28 de noviembre de 2019

HISTORIA DE UN LIBRO SOLIDARIO

Juan estaba limpiando las estanterías de su cuarto, cuando de pronto…

- ¡Cataplof! ¡Ayyyy!


La sorpresa de Juan fue mayúscula cuando miró hacia el suelo y vio un libro tirado en él con sus páginas abiertas, sobre todo porque habría jurado que de él había salido un lamento.



- No te quedes ahí parado con cara de bobalicón. Si eres tan amable, por favor, recógeme con cuidado; creo que me he lesionado el lomo y además estoy bastante viejito.


- ¿¡Ehh!? Pero, ¡si hablas! Dios mío, en mi vida había visto algo parecido, ¡un libro que habla!


- ¡Pues claro que hablo! Los libros tenemos mucho que decir, y mi historia es sorprendente. Si yo te contara…


Juan recogió con mucho cuidado el libro del suelo, lo cerró y se quedó contemplándolo como si de un tesoro se tratara.


- “La vuelta al mundo en 80 días”. Me lo regaló mi prima Elena para el cumpleaños, todavía no lo he leído.


- Soy interesante, ya lo verás. Pero yo más bien me titularía “La vuelta a Valdefierro en 365 días”.


- ¿Qué me estás diciendo? ¿Por qué ese título? No entiendo nada…


- Ya te he dicho que mi historia es muy larga y tengo mucho que contar.


- ¡Madre mía, no se lo van a creer mis amigos, un libro que habla! Perdona, ¡cuenta, cuenta!


- Mi historia, me refiero a la que de verdad importa, se remonta a tres años atrás. Yo vivía muy triste en una caja de cartón en el cuarto trastero de una casa. Un buen día, alguien me sacó de allí junto con mis compañeros de olvido. Me limpiaron, me adecentaron un poco y me sacaron a la calle. Estaba intrigado, pues no sabía qué iban a hacer conmigo, pero a la vez me sentía contento porque intuía que algo especial iba a ocurrir. Me llevaron hasta unos locales y me dejaron junto a otros cientos de libros apilados en mesas, en cajas, y hasta en el suelo. Allí había varias personas con un gran trajín, de aquí para allá: los cogían, los clasificaban, los arreglaban y pegaban con mucho mimo si estaban algo deteriorados y los volvían a colocar en cajas con gran cuidado. También a mí me tocó el turno. Yo ya venía limpito de casa, pero aun así me trataron estupendamente y me colocaron una etiqueta en la portada. Las personas que allí estaban eran muy amables. Se oían risas y conversaciones muy animadas. Intenté escuchar lo que decían, puesto que estaba bastante intrigado y quería saber qué pretendían hacer con nosotros. Todas mis hojas se iluminaron cuando descubrí que íbamos a ser vendidos de nuevo y con el dinero que se obtuviera ayudarían a las personas más desfavorecidas. No te puedes imaginar lo feliz que me hizo. ¡Iba a volver a ser útil! Por un lado, me volverían a leer, volvería a entretener a alguien con mis páginas; pero lo mejor de todo era que iba a poder ayudar a otras personas a mejorar sus vidas. ¡Llevar ilusión y esperanza me pareció un milagro, un regalo maravilloso!


- ¡Qué pasada, amigo!


- Gracias por lo de amigo; es cierto que los libros somos buenos compañeros, pero no todo el mundo nos ve así; hay a quien les parecemos un rollo, ¡es una pena! Bueno, sigo contándote.


Después de estar unos cuantos días en aquellos locales, días en los que iban llegando libros y más libros, una mañana nos sacaron de nuevo a la calle. Nos fueron colocando por temas -yo estaba en la sección juvenil- en unas mesas largas muy bien preparadas. Alrededor nuestro se podían ver unos enormes carteles que decían: “Venta del libro solidario” y explicaban los fines para los que iba a ir destinado todo el dinero que se recaudara. Me puse muy contento y con el lomo bien enderezado para que se fijaran en mí. Me compró Marta y me llevó feliz a su casa. Después de haberme leído fui prestado a Lucía; más tarde fui regalado a Jorge, y éste volvió a traerme al año siguiente al mismo lugar. Durante dos años he sido amigo no solo de Marta, Lucía y Jorge. Fui vendido de nuevo y conocí a Raquel, a Víctor, a Luis, a Mario, y a unos cuantos más… Y ahora te he conocido a ti, de lo cual me alegro enormemente porque, gracias a este encuentro, todo el mundo podrá saber mi historia.


- Es increíble la cantidad de vueltas que puede dar todo en la vida, en este caso los libros.


- Y también las personas; así que no te quedes ahí parado, que tú también puedes hacer algo.


- Ya sé lo que vamos a hacer. Recogeré a todos tus compañeros que ya he leído, os llevaré a los locales de la parroquia y después saldré a contárselo a todos mis amigos. Cuantos más seamos, más conseguiremos.


Y así fue como Juan y “La vuelta a Valdefierro en 365 días” consiguieron que este año la campaña del “libro solidario” fuera todo un éxito, y no solo por la gran cantidad de libros que se llevaron para vender sino también porque lograron que todo el barrio se sensibilizara con los más necesitados. Todo el mundo quiso colaborar como pudo: se hicieron bizcochos, pulseras, abalorios… Cada granito de arena contribuyó a formar una gran montaña desde donde podía contemplarse el mundo de otra manera: con más ilusión, con más fraternidad, con más alegría, con más esperanza…


Y colorín, colorado, este cuento no ha terminado. ¡Y ojalá que nunca termine!


domingo, 31 de marzo de 2019

CUARESMA ES TIEMPO DE... ABRAZO

CUARTO DOMINGO DE CUARESMA –DOMINGO 31 MARZO 2019
MONICIÓN DE ENTRADA
¡Buenos días hermanas y hermanos! Hoy, cuarto domingo de cuaresma, Jesús nos va a presentar a través de una parábola uno de los regalos más bonitos de Dios: el abrazo. En este tiempo de recogimiento y oración, estamos invitados a vivir la fuerza liberadora y sanadora del abrazo de Dios; a sentirla en nuestra persona y a ayudar a otros a vivirla.
Todos hemos experimentado alguna vez distintos tipos de abrazos: Algunos alegres,  como los de bienvenida, encuentro o acogida; abrazos de felicitación por un logro obtenido; abrazos de perdón,… Otros abrazos son tristes,  como los de despedida o de pérdida. También conocemos abrazos de conveniencia, protocolarios, de esos de quedar bien, que suelen ser fofos y poco consistentes. Unas veces somos nosotros los que iniciamos el abrazo, otras veces es el otro… y hay abrazos que surgen a la vez por parte de las dos personas. Incluso hay abrazos entre tres personas o más, abrazos multitudinarios.
El abrazo de Dios recoge casi todos estos casos, digo casi todos porque nunca es un abrazo de conveniencia. Además, Él siempre va a ser quien inicie el abrazo; por mucho que nosotros queramos tener la iniciativa, Él siempre nos gana. El de Dios es un abrazo que se inicia con los brazos muy abiertos para después cerrarlos fuertemente sobre nosotros; un abrazo muy apretado, pero sin duda liberador.
Vivamos la Eucaristía sintiendo el abrazo del amor de Dios en cada uno de nosotros.
PETICIONES DE PERDÓN
-Con frecuencia nos alejamos de Dios para vivir la vida a nuestra manera, nos perdemos y nos cuesta volver. Señor, ten piedad.
-A veces nos sentimos superiores a los que no piensan como nosotros, a los que son diferentes, a los que no comulgan con nuestra fe. Cristo, ten piedad.
-En ocasiones nos resulta difícil salir al encuentro del otro para dar un abrazo de acogida, de perdón, de paz. Señor, ten piedad.
HOMILÍA
¡Cuántas veces habremos escuchado esta parábola! No sólo los adultos sino también los niños. Yo la recuerdo desde que era pequeña y entonces me parecía un cuento precioso que se inventó Jesús para enseñar a sus amigos lo grande que es el amor de Dios. A lo largo de la vida, la he ido interpretando con distintos matices, según el momento en el que me encontraba.
La parábola es de una riqueza maravillosa. Todos podemos ponernos en la piel de cada uno de sus personajes, tan reales y actuales como la vida misma.
-¿Quién no se ha reconocido alguna vez en el hijo pequeño? Y, ¿cuántos hijos pequeños conocemos?
“Para mí Dios es alguien lejano, alguien que me incomoda, un obstáculo para vivir la vida”
“Yo no sé si creo o no creo en Dios. Realmente no me hace falta. Tengo todo lo que necesito”
“Dios no aporta nada. Si fuera tan bueno y lleno de amor, no habría enfermedades, ni catástrofes, ni dolor, ni tristeza, ni muerte…”
“No sé quien es Dios. No le conozco. Solo conozco la guerra, el hambre, el maltrato, el paro, la opresión, la persecución…”
-¿Y el hermano mayor? Los cristianos sabemos mucho de comportarnos como el hermano mayor. En el teatro de la vida, hemos representado tantas veces ese papel y seguimos haciéndolo…
“Yo cumplo con mi trabajo,  pago mis impuestos, cuido de mi familia y salgo adelante con mis problemas y dificultades. No es justo que los que vienen de fuera y ni siquiera trabajan tengan incluso más derechos que yo”
“Toda la vida preocupándome por mis hijos, para que luego no sepan valorar todo lo que he hecho por ellos”
“¡Madre mía, cómo está el mundo! ¡Perdidico de la mano de Dios!  Tanta libertad y tanta manga ancha… Más mano dura es lo que hace falta!”
“Hay cosas que no se pueden perdonar”
-Esto parece un desastre… pero nos queda el personaje más importante de la parábola: el Padre bueno. Dios, el padre bueno, nos ama, nos acoge, nos perdona, nos abraza. Hoy, contemplando y escuchando a nuestro mundo con tantas ofertas, tantas normas, tan conectado y a la vez tan necesitado de abrazos… queremos poner nuestra mirada de una forma especial en el abrazo de Dios.
Dios actúa a través de nosotros. Podemos ser abrazo para los demás. Podemos actuar en nuestra vida como el padre bueno.
“No espero a ver pasar la vida indiferente y pasivo. Salgo todos los días al camino de mi vida cotidiana con los brazos abiertos, buscando con mi mirada todas las situaciones que me salgan al encuentro y que pueda sanar, mejorar o alegrar”
“Abrazo las realidades que se me presentan de la mejor manera que puedo, aceptando y respetando, sin juzgar.”
“Regalo mi sonrisa al que está sufriendo, aunque no piense como yo. Trato de liberar sin exigir, sin preguntar.”
“Cubro de besos al mundo, porque no hay otro, porque todos somos hermanos y porque todos tenemos derecho a ser felices”


PETICIONES (Repetiremos todos: “Danos Señor, tu abrazo”
1.- Te pedimos, Señor, por nuestra Iglesia y por todas las Iglesias del mundo. Que su prioridad sea acoger y abrazar todas las situaciones de dolor y sufrimiento sin juzgar, para que la fuerza liberadora de Dios llegue a todos los rincones donde haya necesidad. Danos, Señor, tu abrazo.
2.- Te pedimos, Señor, por todas las personas que se alejan de ti para abrazar otros “dioses”: el consumo, el egoísmo, la indiferencia, el poder,  la violencia, la comodidad… Dales la fuerza para regresar al camino donde tú te encuentras esperando con los brazos abiertos y llenos de amor. Danos, Señor, tu abrazo.
3.-Te pedimos, Señor, por todas las personas que sufren las consecuencias de la guerra, la enfermedad, la soledad, el maltrato, la falta de trabajo…; por cada uno de tus hijos e hijas que lo está pasando mal. Que sepamos ser para ellas el abrazo que necesitan a través de nuestro respeto, denuncia y acogida. Danos, Señor, tu abrazo.
4.- Te pedimos, Señor, por nuestra madre Tierra que desde siempre nos ha acogido con sus ríos, océanos, plantas, bosques, animales, sus montañas y valles…. Que entre todos decidamos de una vez cuidarla y abrazarla como se merece. Danos, Señor, tu abrazo.
5.-Te pedimos, Señor, por todos nosotros que en muchas ocasiones nos comportamos llenos de soberbia y egoísmo como el hijo mayor de la parábola. Danos la humildad necesaria para comprender a los demás y para ponernos al servicio de quien lo necesite. Danos, Señor, tu abrazo.
GESTO DE LA PAZ
Algunos voluntarios se colocan carteles de “abrazos gratis” y recorren la Iglesia regalando abrazos a todos.
ORACIÓN DEL ABRAZO
Señor,
enséñame a dar abrazos que acaricien el alma
y sean ternura que envuelve
el corazón que los recibe.
Enséñame a dar abrazos
con cada palabra,
que alegre a la persona que lo recibe.
Ayúdame a tener deseos de dar abrazos
que corran hacia las necesidades
de afecto de mis hermanos.
Que ellos sanen y devuelvan el gozo,
que sostengan al que está por derrumbarse
y levanten al que está abatido.
Enséñame a regalar abrazos
que rompan todos los miedos,
que derrumben toda barrera.
Dame la valentía de dar abrazos
que duren minutos y se prolonguen toda la vida.
Abrazos que sean eternos
porque el amor nunca acaba.
No permitas, Señor,
que pierda la capacidad
de abrazar con el cuerpo y con el alma.
Porque el tiempo, la vida y las oportunidades pasan
y mi ser empequeñece
cuando no brindo todo aquello
que está en mí como don.
Dame Señor
el deseo y la sinceridad
para amar en cada abrazo.
Que cada abrazo que desde hoy regale
sea desde tus mismas entrañas de amor.
Amén.

jueves, 28 de marzo de 2019

CUARESMA ES TIEMPO DE... ORACIÓN


EUCARISTÍA DEL DOMINGO 24 DE MARZO DE 2019. 3º DOMINGO DE CUARESMA



Monición de entrada

            Buenos días. Este 3º domingo de cuaresma, nos vamos a centrar en dos aspectos.

          En primer lugar, hoy celebramos en nuestra parroquia el día del Seminario. En la Diócesis de Zaragoza, a la cual pertenecemos, actualmente hay 16 seminaristas entre todos los cursos, es decir, entre 2 y 4 por año. Las cifras son totalmente insuficientes para llegar a todos los cristianos de nuestros pueblos y ciudades, ya que, con números en la mano, ahora mismo hay unos 350 sacerdotes de los que unos 200 están jubilados con 75 años o más. Nosotros tenemos todavía la gran suerte de tener un cura “joven” y dinámico exclusivo para nuestra parroquia, pero hay mucha gente en nuestra diócesis que tienen curas muy mayores o tienen un cura para repartirse entre varias parroquias.

          Necesitamos curas para nuestras 276 parroquias. Tenemos el deber de apoyarles con todo nuestro aliento, tanto moral como económico, y también muy importante con nuestra oración, ya que vienen a ser llamados los principales dinamizadores de la acción pastoral y evangelizadora de nuestras iglesias locales.

          Y hablando de rezar para que surjan nuevas vocaciones, hoy también lo vamos a dedicar a hacer un repaso de nuestra oración. Nos podemos hacer varias preguntas:

-  ¿Rezamos suficientemente? Tanto que hablamos, por ejemplo los árabes nos llevan mucha delantera en la oración, ellos rezan CINCO veces al día, de rodillas y mirando a La Meca. ¿Podíamos aprender algo de ellos? ¿Rezamos ni siquiera la cuarta parte que ellos?

-  Cuándo rezamos, ¿estamos concentrados en hablar con Dios, o nos pueden nuestras obligaciones, nuestras preocupaciones o los ruidos de alrededor?

-    Cuando rezamos, ¿pedimos o damos? ¿Pedimos cosas a Dios o nos ponemos a su disposición para hacer lo que Él nos pida?

-    ¿Rezamos alguna vez en familia o en comunidad, o siempre solos?

            Hoy vamos a reflexionar sobre cómo es nuestra oración, y cómo, dentro de nuestro capullo, ese que tenemos en la pantalla y sobre el altar como símbolo para esta Cuaresma, necesitamos de la oración para dejar de ser gusanos y convertirnos en mariposas, es decir, dejar de pensar en la muerte de Jesús para creer en su Resurrección.


Peticiones de perdón

-   ¡Con qué facilidad cambiamos las cosas cuando no nos gustan! Si vemos a alguien que necesita nuestra ayuda, volvemos la cara. Si no nos gusta un programa, zapeamos. Si no nos gusta nuestro cuerpo, nos maquillamos o recurrimos a la cirugía estética. Y así muchas cosas más. Te pedimos perdón por querer ser siempre los primeros, los mejores, los más guapos. Señor, ten piedad.

-   Rezamos muy poco, y la mayoría de las veces, además, lo hacemos de prisa y corriendo, de carrerilla y sin hablar realmente con Dios, sino de decirle solo nuestras cosas, pero sin escuchar lo que Él nos dice. Cristo, ten piedad.

-   Te pedimos perdón también Señor porque no valoramos convenientemente el esfuerzo y el valor que han tenido, tienen y deben de seguir teniendo todos los días de su vida las personas consagradas a Dios: sacerdotes, religiosos, misioneros y seglares. Señor, ten piedad.

Monición a la 1ª lectura
            Al igual que a Moisés en el desierto, hoy en día Dios nos sigue llamando de muchas maneras. Él respondió: Aquí estoy. Nuestros seminaristas también han respondido de la misma manera a esa llamada, y se comprometen a estar dispuestos a guiar al pueblo de Israel hasta los brazos de Dios.


Monición a la 2ª lectura

            San Pablo nos recuerda que todos hemos bebido de las mismas fuentes, y no debemos intentar ser unos más que otros, porque el que se intenta elevar sobre los demás, tiene mucho más fácil caerse de su pedestal.


Monición al Evangelio

            La función del cristiano no es la de arrancar de cuajo al que no da fruto, sino trabajarlo, podarlo, entrecavarlo, echarle abono y mimarlo hasta que lo dé. Hay que perder tiempo y esfuerzo en las relaciones con los demás.


Peticiones

-   Pedimos al Señor que proteja a la Iglesia, la oriente, y mande a su seno testigos de su amor en forma de nuevas vocaciones sacerdotales y religiosas. Señor, enséñanos a orar.

-   Para que nos creamos que la fuerza de la oración es capaz de mover montañas, yihadismos, Donald Trump y cualquier otra injusticia en el mundo. Señor, enséñanos a orar.

-   Para que no dejemos que nuestra higuera interior se seque y no dé fruto, y sepamos entrecavarla y abonarla con la fuerza de nuestra oración y la ayuda de nuestra comunidad. Señor, enséñanos a orar.

-   Por los que casi siempre pensamos primero en nosotros mismos, para que aprendamos a descubrir las cualidades y las bellezas de los demás. Señor, enséñanos a orar.

-    Por nuestro cura José Luis, para que nos infunda ánimos a cada uno de nosotros y sepamos seguir a Dios más de cerca gracias a su colaboración. Señor, enséñanos a orar.

-   Y también por el resto de sacerdotes, pasados, actuales y futuros. Ellos nos han guiado hasta hoy y les pedimos que lo sigan haciendo. Señor, enséñanos a orar.

PADRE NUESTRO,
QUE ESTÁS EN LOS CIELOS.

Al llamarte PADRE, acudimos a ti con la confianza de hijos.

Al decirte NUESTRO queremos decir que vamos a tratar a nuestro prójimo como hermanosy que vamos a intentar salir de nuestro individualismo, de nuestro hedonismo y de nuestro narcisismo.

SANTIFICADO SEA TU NOMBRE.

Estamos pidiendo a Dios que su nombre sea respetado, y que seamos fieles y obedientes a su doctrina cristiana.

VENGA A NOSOTROS
TU REINO
Le pedimos a Dios que su reino de paz, justicia y amor se quede entre nosotros, pero nosotros también debemos de trabajar para que se cumpla ese sueño.

HÁGASE TU VOLUNTAD EN LA TIERRA COMO EN EL CIELO

Te pedimos que nos ayudes, ya que nosotros solos no somos capaces de hacer tu voluntad y necesitamos la fuerza de tu Espíritu.

DANOS HOY NUESTRO PAN DE CADA DÍA.

Con esta frase, te estamos rogando que nos des tu alimento, la Eucaristía, a la vez que te pedimos que obtengamos las cosas necesarias para seguir viviendo.

PERDONA NUESTRAS OFENSAS COMO TAMBIÉN NOSOTROS PERDONAMOS A LOS QUE NOS OFENDEN.

Te estamos pidiendo que aprendamos de tu manera de perdonar a tus Hijos, siempre y sin reservas,
y que lo sepamos aplicar
 a nuestro prójimo.

NO NOS DEJES CAER EN LA TENTACIÓN

Te estamos pidiendo que nos acompañes siempre en nuestro transitar por la vida, y que nos ayudes a seguir el camino recto hacia la salvación.

Y LÍBRANOS DEL MAL.

Es decir, no dejes que el mal se ensañe con nosotros, y que nosotros no transmitamos el mal.

AMEN.

Que se haga como
Tú quieras, y que así sea.
 

domingo, 10 de febrero de 2019

FIESTA DE Nª Sª DE LOURDES

Un año más celebramos la fiesta de la Virgen de Lourdes. Y como una imagen vale más que mil palabras, os dejamos fotos por valor de muchos miles de palabras...