viernes, 10 de diciembre de 2021

NUEVAS FORMAS DE MIRAR

    En este tiempo de pandemia hemos oído mucho esta moderna expresión de “reinventarse”. Al cambiar las circunstancias o la realidad que vivimos, al venir una dificultad o un contratiempo, a menudo nos sale luchar contra ella, rebelarnos, quejarnos o pedir que sea diferente. En cambio estamos aprendiendo de muchas personas que es mucho más sabio aceptar y acoger lo que ya es. Aceptar no es resignarse, sino hacer las paces con la realidad, asumir el cambio que ya se ha producido aunque sea doloroso y, si es necesario, reinventarse; en definitiva, cambiar la mirada.   

    Me parece que algo de estos cambios los hemos vivido todas con la pandemia que hemos y estamos viviendo, y también a lo largo de toda nuestra vida en mayor o menor media. Comenzando con cambios en principio más superficiales, como tener que usar gel, distanciarnos, no saludarnos como antes…, pero que implican también cambios más profundos en nuestra forma de relacionarnos, trabajar, celebrar y de ver el mundo. Ojalá que sea una oportunidad, una invitación, para revisar nuestra mirada en todos los sentidos, sobre nosotros mismos, sobre los demás, sobre nuestras creencias, nuestra vida, y para reinventarnos de manera positiva y esperanzada.  

    De una mirada quejosa, que solo mira lo que falta, lo que está mal, lo que podría pasarme y no me pasa, lo que podría tener y no tengo…, a una mirada agradecida de la realidad: agradecer cada día, cada persona, cada acontecimiento y confiar, poner la mirada más en la oportunidad y en lo que ya podemos disfrutar.  

    De una mirada superficial, de ver más bien lo exterior, las apariencias, lo que nos gusta o no de las personas, a una mirada más profunda, que nos invita a comprender que cada persona no es otro distinto de mí, que somos parte de lo mismo, parte de una misma fuente, y por lo tanto nos invita a una compasión inevitable con nosotros mismos y con todas las demás personas.  

    De una mirada de separación, donde yo soy y lo demás ya veremos, a una mirada de unidad donde todo está interconectado. Unidad con todos los seres, con todas las cosas; y esto conlleva a su vez, irremediablemente, una mirada más ecológica y comunitaria a nuestro estilo de vida, a nuestros hábitos consumistas, y nos lleva a hacernos algunas preguntas clave muy prácticas como… dónde compro, qué compro y cómo compro. Qué difícil, pero qué importante, es desarrollar cada vez más esta mirada ecológica y a la vez solidaria con las nuevas generaciones y con tantas personas que ya hoy viven muy afectadas por tanto cambio climático, por nuestra forma de vivir.  

    De una mirada ciega, que me creo todo, sin cuestionar nada, lo de siempre…, a una mirada con luz, donde asumir con responsabilidad nuestra espiritualidad, atender las inquietudes que nos surgen y buscar la verdad con lucidez, sin miedo a descubrir otras respuestas u otras preguntas sobre nuestras creencias y acoger con madurez lo que en lo más profundo vaya surgiendo.  

    En este tiempo, más allá de la pandemia, pero coincidiendo con algunos aprendizajes de ella, estoy invitada a vivir con más calma, más despacio, más atentamente… Y es que la vida en este momento me está invitando a hacer un viaje distinto, después de tantos que he hecho en mi vida… Y este es un viaje mucho más interesante y misterioso, arriesgado y liberador…. Es un viaje al interior, al silencio y profundidad de lo que soy y somos y que implica realmente un cambio de mirada radical.  

    Y desde mi experiencia me voy reinventando con esta nueva mirada, descubriendo y valorando el silencio atento, que habla al corazón y es sabiduría. Desde esta mirada más atenta redescubro la vida y voy aprendiendo. Me resulta difícil, pero de una riqueza grande, vivir más el presente, poner más atención a cada momento, a cada persona y acontecimiento y no estar siempre pensando en lo que viene o en lo que diré o haré después. Hoy vivo sin planes hechos, sin seguridades, abierta a acoger la vida como va viniendo, para ir encontrando los caminos para servirla, cada día desde una mirada cada vez más profunda, una mirada nueva.Ojalá nos podamos contagiar unos a otros, esta vez sí, sin temores, nuestras miradas nuevas, nuestra profundidad, aprendizajes y esperanzas que nos alientan y sostienen. Feliz adviento a todas y todos.

María Taboada

El Porche nº 46

https://drive.google.com/file/d/1afb3yYgdIxRu2ojc3cAx2ZLJ97TAW4CQ/view?usp=sharing

jueves, 9 de diciembre de 2021

"NUEVAS FORMAS DE MIRAR", NUEVO NÚMERO DE LA REVISTA EL PORCHE


Teneis ya disponible el nuevo número de la revista "El Porche" con el título "Nuevas formas de mirar". Podeis descargarlo completo en 

https://drive.google.com/file/d/1afb3yYgdIxRu2ojc3cAx2ZLJ97TAW4CQ/view?usp=sharing

Para ir abriendo boca os dejamos aquí el editorial:


EDITORIAL

La novedad de la que habla el presente número de El Porche no está en lo exterior, sino dentro de nosotros, en el modo en que recibimos e interpretamos cuanto vemos.

Todos sabemos que en nuestro interior se producen cambios continuamente… Unos son tan cotidianos como los cambios del tiempo atmosférico (según el momento podemos verlo todo negro,   claro o de color de rosa). Otros se deben a grandes experiencias que son significativas para nosotros (a veces gozosas, a veces traumáticas, muchas veces decisivas). Otros más se deben a los años, que con su paso van creando un espesor de experiencia acumulada que nos hace ver las cosas de otro modo.

Ese yo interior, que está en cambio continuo, tiene siempre ante sí infinitas posibilidades de entender la realidad, un abanico sin fin de nuevas formas de mirar entre las que, hasta cierto punto, puede elegir…

Estas páginas de El Porche te invitan a escoger maneras de mirar que te hagan más feliz a ti y a quienes te rodean, formas de mirar que te hagan mejor, más como Dios te sueña…

Entre esas posibles miradas nuevas, los cristianos reconocemos como fundamental la que consiste en mirar como Dios mira. Esto no es algo que se pueda hacer instantáneamente, sino más bien un largo proceso de “educación de la mirada”, proceso en el que vamos aprendiendo a mirar (a los demás, al mundo, a nosotros mismos) como Dios nos mira. Un proceso en el que, guiados por la fuerza del Espíritu, vamos sintonizando nuestro corazón y nuestros ojos con el corazón y los ojos de Dios.

¿Qué mejor momento que este Adviento para iniciar y ahondar ese proceso, para abrir los ojos y el corazón al Niño que llega, para aprender, contemplándolo, nuevas formas de mirar?

                         José Pedro Tosaus


domingo, 28 de febrero de 2021

¡DESPIERTA, VALDEFIERRO!

SEGUNDO DOMINGO DE CUARESMA. 28-2-21. PARROQUIA DE Nª Sª DE LOURDES. VALDEFIERRO (ZARAGOZA)

Monición de entrada.

Seguimos avanzando en esta cuaresma y llegamos ya al segundo domingo. Con nuestro lema DESPIERTA y nuestro símbolo, el árbol, al que la semana pasada alimentamos con tierra. Hoy nos toca alimentarlo, y alimentarnos, con aire.

Aquí en Aragón sabemos mucho de cierzos, bochornos y zagüeños, y de cuándo hay que tender la ropa para que se seque bien. Pero somos tan cabezudicos si viene Dios y nos dice, como a Abraham, que sacrifiquemos a nuestro hijo único, le damos un aire a Dios, y le decimos: “Hasta luego, Lucas, que nosotros sabemos más de la vida que tu allá arriba”.

Si fuéramos como ese árbol, bien arraigado en la tierra sembrada por Dios desde la semana pasada, no nos pondríamos tan chulicos delante de Él, y sabríamos lo importante que es el aire para las plantas, es decir, el espíritu de Dios para las personas. Pero estamos un poco dormidos y no nos enteramos.

Los almogávares, famosos guerreros de la Corona de Aragón en los siglos XII y XIII, cuando entraban en combate iban gritando a su espada: “Desperta, Ferro”. Si Jesús fuera mañico, en vez de subir al monte Tabor, a lo mejor subiría hoy al Moncayo y el cierzo nos traería su grito, muy parecido al de los almogávares:

DESPERTA, VAL-DE-FERRO.


Peticiones de perdón.

- Por las veces que nos creemos dioses y vamos de prepotentes por la vida, Señor, ten piedad de Nosotros.

- Por las veces que nos fijamos más en lo superficial que en lo importante, Cristo, ten piedad de Nosotros.

- Porque estamos amodorrados y aletargados en nuestra vida cristiana, Señor, ten piedad de Nosotros.

 

Moniciones a las lecturas.

En las lecturas de hoy tenemos a un Dios que grita para que nos despertemos de una vez.

A Abraham le tiene que gritar para hacerle entender que no quiere la muerte de Isaac, sino su fe hasta el extremo.

San Pablo grita a los Romanos para que se den cuenta de que Dios siempre perdona.

Y en el Evangelio, la voz de la nube nos grita que Jesús es el Hijo de Dios bienamado.

Los gritos se dan a los que estamos dormidos. Hoy las tres lecturas nos dicen:


DESPERTAD

 

Peticiones.

- Pido que me des confianza para creer que Dios está cerca en todos los momentos duros de mi vida. Vela por nosotros, Señor.

- Pido que me des constancia para obrar según tu Palabra. Vela por nosotros, Señor.

- Pido que abras mis manos y mi corazón para recibirte, y así poder recibir con ellos a mis hermanos. Vela por nosotros, Señor.

- Pido para todos los amigos que hoy nos juntamos aquí que seamos solidarios y cooperadores con aquellos que carecen de lo indispensable. Vela por nosotros, Señor.

- Pido que mis amigos que se juntan aquí hoy conmigo me den un meneo cada vez que me duerma y me olvide de Ti. Vela por nosotros, Señor.

domingo, 21 de febrero de 2021

¡DESPERTAD! COMENZAMOS EL ADVIENTO

EUCARISTÍA DEL PRIMER DOMINGO DE CUARESMA. 21 FEBRERO

MONICIÓN DE ENTRADA

El pasado miércoles comenzamos el tiempo de Cuaresma. El papa Francisco nos lo muestra como un tiempo para despertar y redescubrir la ruta de nuestra vida; un tiempo para liberarnos de lo superfluo y regresar a lo esencial; un tiempo para unirnos de nuevo con Dios, con los hermanos y con nosotros mismos.
“¡DESPIERTA!” es el lema conductor que hemos elegido para ayudarnos a vivir mejor esta Cuaresma, según el Espíritu de Jesús y del Evangelio.
Este signo, un árbol en apariencia seco, quiere hacernos conscientes de cómo es nuestra realidad muchas veces. En este mundo tan lleno de ruidos, en esta “montaña rusa” de acontecimientos podemos llegar a descubrirnos vacíos, secos y sin sentido. Como un árbol sin hojas, adormecido, que incluso parece “muerto”. Un árbol que necesita despertar para poder ser portador de vida.
¡Despierta! Y comienza a preparar el árbol de la vida. El Espíritu, que empujó a Jesús al desierto, nos va a llevar a nuestro propio desierto donde hemos de encontrarnos con nosotros mismos para despojarnos del “hombre viejo” que llevamos dentro y renovarnos.
Las tentaciones van a ser muchas, como le ocurrió a Jesús: la comodidad, el deseo de poder, el orgullo, la pereza, la desesperanza, la envidia… Pero no estamos solos, Dios nos acompaña. En el silencio del desierto, en medio de las tentaciones, es ahí donde podemos escuchar a Dios.
La oración será pues uno de nuestros grandes aliados. Será como la tierra buena y acolchada que necesitan nuestras raíces; una tierra limpia de obstáculos y rica en nutrientes. Una tierra firme que nos proporcione el apoyo físico necesario para resistir tormentas, inundaciones y vendavales.
(colocamos la tierra en el árbol)
Pero el tiempo de desierto no tiene que ser un tiempo de tristeza. Más bien debe ser un tiempo de oportunidades para contagiarnos de la alegría y la esperanza de la Buena Noticia que nos promete Jesús: “Alegraos, porque el Reino de Dios está cerca”. Jesús nos invita a contagiarnos de la Buena Noticia y de esta manera poder contagiar de Evangelio a un mundo que tanto lo necesita.
Hoy, Manos Unidas nos invita a contagiar solidaridad para acabar con el hambre; porque la mayor pandemia que sufre el planeta es la pobreza. Es importante que despertemos los cinco sentidos y el corazón a todas las necesidades de nuestro mundo y no solamente a aquellas que sentimos más cercanas.
Vamos a tener presente en la Eucaristía de hoy esta realidad, mucho más virulenta que el Covid y vivamos esta Cuaresma como un tiempo de renovación. 

PERDÓN 

Señor, muchas veces nos dejamos llevar por las tentaciones
porque es más fácil justificarnos que afrontar las dificultades,
porque la comodidad nos gana la partida,
porque el miedo nos paraliza y nos impide reaccionar,
porque el orgullo nos tapa los ojos de la misericordia y el perdón,
porque el egoísmo nos pesa como una losa,
porque no somos capaces de ver
que en cualquier parte del desierto hay un pozo. 

Tú nos enseñas que
las tentaciones no se evitan,
se atraviesan y se superan.
Nos ofrecen una oportunidad para madurar,
para ser más realistas, más compasivos,
más comprensivos, más solidarios.
Son una buena ocasión para volver al Evangelio,
nos dan la opción de elegir, de crecer
y de ser más libres.

Y es ahí, en nuestra debilidad
donde tú, Jesús, nos haces más fuertes.

HOMILÍA 

“Contagia solidaridad para acabar con el hambre”. Como nos recuerda el papa Francisco en Fratelli Tutti, el bien común solo lo construiremos al sentir al otro tan importante como a nosotros mismos. Construir la fraternidad universal, proyecto de Dios para el mundo, exige que vivamos la justicia y la solidaridad. Con frecuencia solemos caer en la tentación de acostumbrarnos a vivir como si el sueño de Dios fuera solo para unos pocos privilegiados como nosotros. 



PETICIONES

1.- Por la Iglesia, para que acoja, cuide y se ocupe especialmente de los que no cuentan en la sociedad del bienestar. Oremos.

2. Por los gobernantes, para que procuren el bienestar de todos los ciudadanos y trabajen para que todas las personas puedan cubrir las necesidades básicas en condiciones de igualdad. Oremos.

3.- Para que Dios multiplique los frutos del trabajo de Manos Unidas, sensibilizando a los hermanos para un mundo más solidario y fraterno. Oremos.

4.-Por los que han perdido la esperanza, la ilusión, los que se encuentran solos, los que viven momentos de tristeza…, para que “despierten” a la esperanza de la Buena Noticia de Jesús. Oremos.

5.- Por todos nosotros, para que, conscientes de nuestras limitaciones, crezcamos en la solidaridad, en el uso responsable de los bienes y en el cuidado de nuestra Tierra. Oremos.