lunes, 14 de septiembre de 2015

EUCARISTÍA DE DESPEDIDA DE PASCAL

Eucaristía del domingo, 13 de Septiembre de 2015

 

Monición de entrada.

Érase una vez un país muy lejano llamado Corea, donde durante el día casi siempre brillaba el sol y las lluvias de la tarde regaban generosamente las tierras. El clima era suave y parecía ser siempre primavera, de manera que la naturaleza se prodigaba en todo su esplendor, y los montes, campos, bosques, caminos y jardines estaban siempre llenos de coloridas flores, buenos olores y espléndidas cosechas. Los habitantes de ese país trabajaban tan a gusto y eran tan felices que se les notaba en su cara y en su forma de vivir.
Pero si los días eran bonitos, las noches no se quedaban atrás. El cielo radiante, siempre cuajado de estrellas, era contemplado cada noche por un joven de la familia Cheon, buscando desentrañar El Misterio de Samsung, que en su país significaba Tres Estrellas.
Un día la vio. Una estrella se movía muy despacio, pero incansable, hacia el oeste. En su familia le habían hablado de otra estrella que había guiado a unos reyes hasta un pobre pesebre en la otra punta de Asia, en Palestina, y el joven Cheon comprendió que estaba llamado a llevar la felicidad de su país hacia el oeste.
Estuvo muchos años preparándose para su misión, hasta que al final embarcó hacia el oeste y llegó a Roma, en Europa. La felicidad que portaba en su corazón era tan grande, que rebosaba por todos los lugares por donde pasaba, a pesar de la diferencia de idioma y de costumbres, así que todo el mundo a su lado sentía esa alegría.
Pero una noche, mirando el cielo de nuevo, costumbre que no había olvidado, vio una segunda estrella más brillante todavía que se movía hacia el oeste. “No he llegado a mi destino final”, se dijo el joven Cheon. Y se embarcó de nuevo, más hacia el oeste.
Y llegó a una ciudad en la otra punta de Europa, recorrida por cuatro cursos de agua que se llamaban Gállego, Huerva, Canal y Ebro y que le recordaban a su Corea natal. Y en un pequeño barrio de esa ciudad, derramó de nuevo su felicidad, y todos sus habitantes se hicieron como niños y se sintieron felices a su lado.
Solo unos pocos años después, El joven Cheon, cumplida su misión, tuvo que volver a su tierra. Pero estaba un poco intranquilo, porque no se le había aparecido la tercera estrella que pudiera esclarecer El Misterio de Samsung. ¿Dónde estaría esa tercera estrella?
No la busques más, joven Pascal Cheon. Esa tercera estrella no volverá contigo, porque se ha quedado en los corazones de los niños y los habitantes de ese lejano barrio, que se llamó Valdefierro.

PETICIONES DE PERDÓN

Hoy es un día especial para nosotros, se nos marcha Pascal, nos ha dado su cariño, su cercanía, su alegría, su amistad, su saber estar…entre nosotros…

Jesús te pedimos perdón porque a veces no hemos sido lo bastante cercanos y agradecidos con él.

SEÑOR TEN PIEDAD

Tenemos todo lo que necesitamos y más, hay mucha gente que no tiene nada , nada, nada…
Te pedimos perdón por ser egoístas y tener los ojos y oídos cerrados a sus necesidades

SEÑOR TEN PIEDAD

El estar abiertos a otras culturas es una riqueza para todos pero a veces los discriminamos.
Pedimos perdón por no valorar lo suficiente todo lo que nos aportan,

SEÑOR TEN PIEDAD

PETICIONES

Vamos a escuchar las peticiones que hacen nuestros niños y jóvenes, para hacerlas nuestras, de toda la Comunidad Parroquial y de la Diócesis de Zaragoza:

Por nuestro amigo Pascal, para que sienta el cariño de toda la Comunidad de Valdefierro, y en especial de los niños, Roguemos al Señor

Por nuestro amigo Pascal, para que Dios le siga apoyando en su nueva labor en Corea y que sea muy feliz. Roguemos al Señor

Por la familia y amigos de Pascal, para que Dios agradezca, como Él sabe hacerlo, el esfuerzo que han hecho al venir a España, a Valdefierro, para asistir con nosotros a esta celebración. Roguemos al Señor

Por la Comunidad de Corea, para que quieran mucho a Pascal, como nosotros lo queremos. Roguemos al Señor

Por nuestra Comunidad de Valdefierro, para que recordemos siempre a Pascal, a su mensaje de amor, y sigamos sus orientaciones. Roguemos al Señor.

En una palabra, Señor, bendice a Pascal y premia los servicios que a lo largo de estos diez años ha dispensado a esta Diócesis, por Jesucristo, nuestro Señor. Amen.

OFERTORIO

Caramelos

Ofrecemos esta caja de caramelos como símbolo del acercamiento de Pascal a los niños de la parroquia, a los que siempre ha tenido en lugar preferente y cercano y a los que muchas veces el mismo ha regalado chucherías.

Porta Viático

Con este porta viático ofrecemos la dedicación de Pascal a los enfermos de la parroquia durante estos años, en los que, además de la comunión, les ha llevado una palabra de ánimo, de cercanía y de consuelo

Bastón de caminar

Con este bastón de marcha, ofrecemos el amor de Pascal a la naturaleza y a los paseos. Deseamos que siga buscando nuevas rutas que le acerquen a Dios por medio de su creación.

Revista el Porche

Con este número de la Revista El Porche de la Parroquia, de los primeros y en el que aparece Pascal en la portada, ofrecemos el tiempo que ha estado Pascal con nosotros haciendo comunidad parroquial, conviviendo y trabajando por construir el Reino de Dios en Valdefierro.

Niños de la parroquia

También queremos, por medio de estos niños vestidos con trajes típicos de Corea y de Aragón, ofrecer la pastoral infantil de Pascal, entre los que se ha sentido muy a gusto, como hacía Jesús, y también como un símbolo de la unión entre dos cultural y sensibilidades muy lejanas que ha posibilitado en nuestra parroquia con su presencia.

Pan y Vino

Ofrecemos el pan y el vino de hoy. Aunque Pascal esté lejos físicamente a partir de ahora, con este gesto que Jesús nos dejó para que compartiésemos en la mesa de la fraternidad, seguiremos unidos a Pascal, a la iglesia Coreana y a la Iglesia Universal.

CARTA DE DESPEDIDA

Valdefierro, a 13 de septiembre de 2015
Querido Pascal:
Dice la Biblia, en el libro de los Proverbios: “El amigo nuevo es vino nuevo. Deja que envejezca y lo beberás”. Con estas palabras da a entender que la amistad requiere un proceso, un tiempo, normalmente largo, para llegar a su plenitud. Nuestra comunidad parroquial, sin embargo, ha sido testigo de cómo el vino nuevo de tu amistad, Pascal, se ha transformado rápidamente en un vino añejo, de gran solera, apreciado por todos.
Tu presencia en medio de nosotros ha estado caracterizada por la delicadeza cercana, la cordialidad sencilla y el servicio discreto y callado. Con tu vida nos has recordado las palabras de Jesús: “No he venido a ser servido, sino a servir”. Y tus preferencias también han sido las del Maestro: los niños, los enfermos y los más necesitados.
En este momento, que es el de la despedida, nos embarga una dulce amargura. Amargura, porque nos duele verte partir, amigo Pascal; pues, ¿quién sabe si volveremos a vernos en esta vida? Es una amargura dulce, sin embargo, pues sabemos que regresas a tu país, a tu familia y a tus amigos de allá, y que acaricias proyectos que sin duda harán mucho bien a quienes más lo necesitan. Nos alegramos por ti, lo sentimos por nosotros.
Durante unos breves años has sido para nuestra comunidad parroquial un regalo de Dios, un regalo por el que damos ahora públicamente gracias al Señor. A Dios también te encomendamos en esta despedida, pidiéndole dos cosas: que lleve a su perfección la obra que él mismo inició en ti, y que a nosotros nos dé el consuelo de sabernos siempre unidos a ti pese a la distancia.
Acuérdate de nosotros, amigo Pascal; nosotros no te olvidaremos.
                       LA COMUNIDAD PARROQUIAL DE VALDEFIERRO

 

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