domingo, 19 de marzo de 2017

JESÚS, AGUA QUE DA VIDA

EUCARISTÍA DEL DOMINGO 19/3/2017.


DÍA DE SAN JOSÉ Y DÍA DEL SEMINARIO


ENTRADA:


Estamos ya en el ecuador de la cuaresma, hemos tenido ya oportunidad de profundizar y de ir mejorando semana tras semana, de reflexionar, de salir de las dudas, la comodidad… de impregnarnos con la huella de Jesús, de ir renovándonos.

En este tercer Domingo de cuaresma vamos a reflexionar sobre el rechazo. En las lecturas el pueblo de Israel rechaza a un Dios que piensan que les ha abandonado; la samaritana encuentra el rechazo del pueblo elegido y ella misma desconfía… Pero hay que profundizar más en Dios, hay que buscar más el encuentro sincero con Él, porque si no nos quedaremos en la superficie y no daremos fruto en la Pascua.

El rechazo que hoy día y que Jesús quiere que veamos es el mismo que se produjo en el desierto cuando Moisés guiaba a su pueblo, el mismo que se produce con la samaritana… es un apego a lo cotidiano, al conformismo. Hace unos domingos que se nos dijo que vivimos agobiados y que Jesús nos hace cambiar… pero aún no lo hemos conseguido… estamos ahora y aquí igual. El día a día, lo cotidiano, nuestras preocupaciones (si muy importantes pero mías, yo, yo sólo yo), nuestro apego a lo terrenal, a lo material, rechazo a Dios, que no entra en esta vida tan social, cultural, tan moderna y artificial.

Ya hace tiempo que Jesús ha puesto su huella en nosotros, ya hace tiempo que todos los que estamos aquí tenemos esa huella igual, esa huella que nos hace comunes entre nosotros y a la vez tan especiales…JESÚS. Ahora en este momento tenemos la oportunidad de renovarnos de verdad, de romper con nosotros mismos y nuestro egoísmo, de olvidarnos de ese rechazo interno que le hemos dado a Dios, dejar de rechazar vuestra fe, la fe de verdad, la interna no la que decimos con la boca. Seamos samaritanos que con el encuentro de Jesús, que con el impacto de su huella produzca un cambio interno tan profundo que dejemos de ser esclavos de nosotros mismos, que dejemos de ser esclavos sociales… somos libres y hemos sido liberados por Dios para romper con lo que nos ata, avancemos y cambiemos con Dios. Somos huella de Jesús, debemos serlo para los demás con alegría, con ilusión. Dios nos ha hecho, nos ha liberado para cambiarnos y cambiar el mundo, para ser Reino de Dios.



No lo rechacéis.


PETICIONES DE PERDÓN.


POR TODAS AQUELLAS VECES QUE TE HEMOS RECHAZADO POR LA COMODIDAD, POR NO ACTUAR, POR DEJAR A LOS DEMÁS DE LADO. SEÑOR TEN PIEDAD.

POR NO SABER PEDIR PERDÓN, POR OLVIDARNOS DE LA ORACIÓN, DEL ENCUENTRO CONTIGO. CRISTO TEN PIEDAD.

PORQUE VENIMOS A VERTE LOS DOMINGOS, PERO AÚN ASÍ MUCHAS VECES NOS OLVIDADMOS DE REGALARTE A LOS DEMÁS CON NUESTROS ACTOS DE AMOR EL RESTO DE LA SEMANA. SEÑOR TEN PIEDAD.


LECTURA DEL EVANGELIO.


NARRADOR: Jesús viajaba de Judea a Galilea y tenía que pasar por Samaría. Llegó a una ciudad llamada Sicar cerca del terreno que Jacob le había dado a su hijo José. Cansado del largo camino bajo el sol, Jesús se sentó junto a un pozo mientras los discípulos habían ido al pueblo a comprar comida. Una mujer samaritana llegó al pozo a sacar agua.



JESUS: ¿Me darías un poco de agua?

MUJER: Tu eres judío y yo soy samaritana—como me pides a mi que te de agua para beber?

NARRADOR: Los judíos por lo general ni siquiera hablaban con los samaritanos, mucho menos pedir agua del mismo vaso.

JESUS: Si supieras lo que Dios puede dar, y conocieras al que te está pidiendo agua tú le habrías pedido a él, y él te habría dado agua que da vida.

MUJER: Señor, ni siquiera tienes con qué sacar agua, y el pozo es muy hondo; ¿de dónde, pues, vas a sacar esa agua que da vida? ¿Acaso eres tú superior a nuestro padre Jacob, que nos dejó este pozo, del cual bebieron él, sus hijos y su ganado?

JESUS: Todo el que beba de esta agua volverá a tener sed, pero el que beba del agua que yo le daré, no volverá a tener sed jamás, sino que dentro de él esa agua se convertirá en un manantial del que brotará vida eterna.

MUJER: Señor, dame de esa agua para que no vuelva a tener sed ni siga viniendo aquí a sacarla.

MUJER: Señor, me doy cuenta de que tú eres profeta. Pero, si me permites hacerte una pregunta: ¿Por qué insisten ustedes los judíos que Jerusalén es el único lugar a donde se debe adorar? Nuestros antepasados adoraron en este monte, pero vosotros decís que el lugar donde se debe dar culto está en Jerusalén.

JESUS: ¡Créeme, mujer, que se acerca la hora en que ni en este monte ni en Jerusalén adorareis al Padre. Vosotros adoráis a alguien que no conocéis; nosotros adoramos a uno que conocemos, porque la salvación viene de los judíos. Pero se acerca la hora en la que los verdaderos adoradores adoraran al Padre en espíritu y verdad, porque el Padre desea que lo adoren así. Dios es espíritu y los que lo adoran deben hacerlo en espíritu y verdad.

MUJER: Sé que el Mesías va a venir—¿sabes? Al que le llaman Cristo—y cuando él venga nos explicará todas las cosas.

JESUS:¡Yo soy el Mesías!

NARRADOR: Entonces la mujer dejó el cántaro de agua cerca del pozo y regresó a su pueblo y emocionada les habló a todos sobre Jesús. Pronto la gente comenzó a llegar del pueblo a verlo y le insistieron en que se quedara con ellos. Jesús permaneció allí dos días, y muchos más llegaron a creer por lo que él mismo decía. –Ya no creemos sólo por lo que tú dijiste –le decían a la mujer–; ahora lo hemos oído nosotros mismos, y sabemos que verdaderamente éste es el Salvador del mundo.


PETICIONES


Por todos los que sufren la sed de agua y el hambre de pan: para que por el amor y la solidaridad de todos puedan recobrar la esperanza y vivir con dignidad y sin angustia. Roguemos al Señor.

Pedimos por las personas que nunca rezan, por aquellas que se olvidan de que el Señor nos ama profundamente, por aquellas que dicen palabras feas sobre Dios, para que vean su luz y puedan abrir su corazón a las enseñanzas de Jesús. Roguemos al Señor.

Por la paz de todo el mundo, para que cesen las ambiciones, desaparezcan las injusticias y enemistades y brote por todas partes el amor y la paz. Roguemos al Señor.

Por nuestros gobernantes, los educadores, los científicos, los técnicos, y por todos los que colaboran en cambiar este mundo; para que el común esfuerzo de todos den como resultado una sociedad mejor, según el proyecto de Dios. Roguemos al Señor.

Por todas las naciones y sus habitantes: para que la paz de Cristo se extienda a toda la familia humana, y los gobernantes sepan subordinar los intereses particulares al bienestar de todos. Roguemos al Señor.

Por nosotros aquí reunidos en esta celebración eucarística, para que vivamos nuestro cristianismo con alegría, no sólo en nuestro corazón sino también en nuestros hogares y comunidad, roguemos al Señor 





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