Misa Dominical 10 de abril de 2016. Parroquia Nuestra Señora de Lourdes. Valdefierro
Monición de entrada
Buenos días. Tercer domingo de Pascua. La iglesia nos
propone que insistamos en la experiencia de la resurrección. En el evangelio de
hoy vemos como cambia la vida de los que la experimentan. No hay mucho que
hablar de este tema. No se trata de hacer un discurso ni de razonar sobre la
resurrección de Jesús. Se trata de vivir, de experimentar. Si realmente nos
encontramos con el Resucitado, si lo reconocemos, seguramente cambiará nuestra
manera de hacer las cosas, de enfrentarnos a nuestros retos, a nuestro trabajo,
a nuestros problemas, y también cambiarán los resultados. Hay que seguir con
nuestra vida, pero no podemos dejar de estar atentos y reconocer a Jesús, que
nos aparece en mil ocasiones diarias. Y una vez que o reconozcamos, hacerle
caso, seguir sus indicaciones. Y por supuesto, DAR EL CORAZON en las cosas que
iniciemos, ser 100% y CONMOVERNOS, actuar como Jesús quiere, con MISERICORDIA.
Aprovechemos nuestra celebración de hoy para tratar de mejorar nuestra atención y reconocer a Jesús resucitado que se asoma a nuestra vida y nos indica donde echar la red. Se expresa en nuestros vecinos, en nuestros amigos, en nuestra familia, en los necesitados, en los refugiados, en los parados, en los marginados, en los inmigrantes, en los enfermos, en los solitarios, en los transeúntes, incluso en nuestros conflictos, en nuestras dudas y dificultades.
Perdón
Jesús, tú siempre caminas a nuestro lado cuando sufrimos y
luchamos, pero nos cuesta reconocerte. Señor ten piedad
Jesús, tú sales a nuestro encuentro en los momentos de
alegría, pero entonces muchas veces no te buscamos. Cristo ten piedad
Jesús, te encontramos a ti cuando animamos a los que nos
necesitan, pero frecuentemente no nos damos cuenta de que en ellos estás tú.
Señor ten piedad
Monición a las lecturas
Vamos a fijarnos atentamente en las lecturas de hoy. Todas
nos hablan de una nueva realidad en la que si reconocemos a Jesús resucitado y
seguimos sus indicaciones y su ejemplo, nos va a permitir cambiar nuestra
realidad, vamos a poder vivir de acuerdo a nuestra más profunda realidad humana
en la que la solidaridad, la justicia, el amor, nos acercan a nuestro creador.
Para construir el Reino, tenemos que encontrarnos con Jesús y seguirle.
Oración de los fieles
Acerquémonos con confianza a pedir ayuda a Jesús que nos
espera en la orilla con el pez y el pan. Respondemos todos: Dinos donde echamos
la red
Por todas las personas que necesitan de nuestro apoyo y
nuestro cariño para recuperar la fe en la humanidad y en Jesús. Oremos
Para que en nuestra comunidad de Valdefierro tengamos los
ojos abiertos y no dejemos pasar a Jesús resucitado en el que sufre sin verlo.
Oremos
Para que sepamos empujar a nuestra satisfecha sociedad del
consumo hacia el bien común y caminemos hacia una sociedad acogedora, humana y
justa. Oremos
Por todos los niños que sufren las consecuencias de las
políticas económicas injustas que sus mayores hemos establecido en el mundo y
pasan hambre, no tienen educación, mueren intentando llegar a nuestras costas o
son marginados de mil maneras. Oremos
Para que nuestra Iglesia tenga el valor de echar la red
donde Jesús nos está diciendo y no tengamos miedo de abandonar nuestra
comodidad. Oremos
Oración después de la comunión
ECHA LAS REDES
Desde que Tú te fuiste no hemos pescado nada.
Llevamos veinte siglos echando las redes de la vida y entre sus mallas sólo pescamos el vacío.
Vamos quemando horas y el alma sigue seca.
Nos hemos vuelto estériles
lo mismo que una tierra cubierta de cemento.
Y una tarde Tú vuelves y nos dices:
"Echa tu red a la derecha,
atrévete de nuevo a confiar, abre tu alma,
saca del viejo cofre las nuevas ilusiones,
dale cuerda al corazón, levántate y camina."
Y lo hacemos sólo por darte gusto.
Y, de repente, nuestras redes rebosan alegría,
nos resucita el gozo,
y es tanto el peso de amor que recogemos
que la red se nos rompe cargada
de ciento cincuenta nuevas esperanzas.
¡Ah, Tú, fecundador de almas: llégate a nuestra orilla,
camina sobre el agua de nuestra indiferencia,
devuélvenos, Señor, a tu alegría.
J.L.M. Descalzo
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