MONICIÓN DE ENTRADA
¿Os
imagináis que vamos al cine a ver una película y lo primero que aparece es el
desenlace, es decir, el final de la historia? A nadie nos gusta que nos cuenten
cómo termina una película, porque pierde la gracia. Preferimos ir
descubriéndolo nosotros.
Sin embargo,
algunas historias empiezan por el final; y por lo tanto desde el principio ya sabemos
cómo van a acabar. Esto nos desconcierta puesto que, de momento, no entendemos
nada. Es conforme vamos viendo la película cuando lo vamos entendiendo.
-Este domingo,
la Palabra de Dios nos adelanta el final de una historia. No se trata de una
película, sino de una historia real: la vida de Jesús y nuestra propia vida.
Jesús nos sube al Tabor y nos muestra quién es Dios y quiénes somos nosotros para Él.
Se nos anticipa la meta a la que estamos llamados: Vivir la misma vida de Dios, puesto que somos sus hijos amados.
Esto nos ofrece la posibilidad de afrontar esta vida de otra manera, como Jesús lo hizo. Pero al igual que ocurrió a los apóstoles, no podemos entenderlo con nuestro razonamiento y estrechez de miras.
Solo desde la fe, la confianza y la alegría de sentirnos hijos amados, podremos dar sentido a la aventura de la vida.
Jesús nos sube al Tabor y nos muestra quién es Dios y quiénes somos nosotros para Él.
Se nos anticipa la meta a la que estamos llamados: Vivir la misma vida de Dios, puesto que somos sus hijos amados.
Esto nos ofrece la posibilidad de afrontar esta vida de otra manera, como Jesús lo hizo. Pero al igual que ocurrió a los apóstoles, no podemos entenderlo con nuestro razonamiento y estrechez de miras.
Solo desde la fe, la confianza y la alegría de sentirnos hijos amados, podremos dar sentido a la aventura de la vida.
PERDÓN
-Señor, te
necesitamos en nuestra vida; pero, con frecuencia no te dejamos actuar.
-Contigo
todo es posible; sin embargo, nos cuesta confiar en ti.
-Sabemos que
nos amas y que lo más importante es amar; aunque, muchas veces no vivimos de
acuerdo al amor que recibimos.
-Nos da
miedo arriesgarnos y nos conformamos con situaciones que son injustas.
-Señor, nos
gustaría mirar siempre a través de tus ojos.
Canto: En mi debilidad
HOMILÍA
Todos hemos
vivido alguna vez momentos que desearíamos perpetuar, momentos que ojalá nunca
acabaran.
Todos hemos
estado en lugares de donde nunca nos marcharíamos.
Todos hemos
encontrado en nuestro camino a personas maravillosas.
Todos hemos
visto sueños cumplidos.
Todos nos
hemos sentido amados.
Todos hemos
vivido situaciones de Tabor…
Pero también
hemos visto llegar momentos difíciles, situaciones dolorosas que nos han
paralizado.
Hemos
sentido desgarrado nuestro corazón ante la enfermedad o la muerte de algún ser
querido.
Hemos vivido
con impotencia situaciones de injusticia.
Hemos
sentido el miedo y la desconfianza.
Nos hemos
llegado a conformar con muchas situaciones que se dan a nuestro alrededor por
temor a perder nuestra seguridad.
Nos hemos
encerrado en un caparazón para no seguir sufriendo.
Nos hemos olvidado
de mirar más allá ignorando el dolor del hermano.
Nos hemos
preguntado mil veces “dónde está Dios”.
Ante tantas
contradicciones, nos sentimos perdidos.
Buscamos
respuestas, con frecuencia en el lugar equivocado. Respuestas que no nos
satisfacen.
Hoy Jesús
nos dice dónde está la respuesta. La respuesta viene de Dios.
Y Dios lo
único que nos dice es que nos ama, y que el amor lo vence todo. Él es el amor.
Jesús da su
vida por amor. Se arriesga, se abre, se desgarra, aun sabiendo que va a doler.
No busca respuestas. Se fía y se lanza.
Llegar a la
meta supone pasar por la cruz. Pero la cruz no es un fracaso. Ni tampoco es el
final. Es parte del camino.
Lo que se
nos olvida con frecuencia es que el camino no lo hacemos solos. Tenemos
hermanos. Caminamos juntos. Y Dios no nos deja. Él vive en nosotros.
¡No tengas
miedo! Todo va a ir bien. ¡Arriésgate! Baja del monte y acude a la plaza, allí
donde Dios te necesita, donde te necesita tu hermano. Aunque duela, aunque
duela mucho, nunca te rindas. Llegar a la meta lo merece todo. ¡Confía y no
pierdas la alegría! ¡No te rindas! ¡Todo
va a ir bien!
Quisiera
terminar con unas palabras del Papa Francisco:
“Prefiero
una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle, antes que una
Iglesia enferma por el encierro y la comodidad de aferrarse a las propias
seguridades.”
(Video:
poesía “No te rindas” de Mario Benedetti)
PETICIONES
Responderemos:
Jesús, ayúdanos.
1.-Queremos
construir una Iglesia abierta y valiente, que no se calle ante las injusticias
y que esté siempre al lado de los que más lo necesitan. Jesús, ayúdanos.
2.-Queremos
que las personas que sufren encuentren en ti la fuerza que necesitan para salir
adelante. Jesús, ayúdanos.
3.-Queremos
perder el miedo a arriesgarnos por ti, aunque nos duela. Jesús, ayúdanos.
4.-Queremos
que haya paz entre los hombres. No queremos pelearnos ni tratar mal a nadie.
Queremos acoger y respetar a los que piensan diferente. Jesús, ayúdanos.
5-Queremos
estar alegres, aunque tengamos dificultades. Queremos confiar y apoyarnos en
ti. Jesús, ayúdanos.
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