lunes, 23 de diciembre de 2013

EL MUNDO ESPERA A JESÚS... EN NUESTRA ESCUCHA


EUCARISTÍA DEL DOMINGO 22 DE DICIEMBRE DE 2013


4º DOMINGO DE ADVIENTO




Monición de entrada.


Hoy es el cuarto domingo de adviento, el último de la preparación para la navidad. Encendemos las 4 velas que nos han acompañado estos domingos de preparación. Ya se huele, ya está cerca la navidad: ya son vacaciones en el cole, los niños de San Ildefonso están con su retahíla, nuestras casas, fachadas, calles y escaparates están adornados, muchas de las compras hechas, el teléfono y el whatsapp echan humo para retocar los últimos menús de Nochebuena.

Pero aquí sabemos y creemos aunque esto, lo externo, es importante, lo es mucho más lo interno, el preparar nuestro corazón para que Jesús esta Navidad llegue a un mundo más humano y solidario.

Los domingos anteriores hemos ido analizando que el mundo nos espera a cada uno en nuestras actitudes ante las situaciones de las personas, nos espera con el trabajo de nuestras manos, y nos espera con nuestra palabra y nuestro ejemplo.

Hoy el mundo nos espera en nuestra escucha. (Sacar la tira) ¿Qué podemos hacer si no sabemos escuchar, si los gritos de nuestro alrededor no entran en nuestro cerebro, si nuestros oídos están taponados por la cera de la indiferencia?

Hoy vamos a reflexionar sobre la importancia que tiene el saber escuchar lo que ocurre a nuestro alrededor, lo que nos dicen los demás, las reflexiones de nosotros mismos, y lo que nos dice Dios.


Moniciones para las lecturas.


Hoy en las lecturas, lo único que vamos a hacer va a ser ESCUCHAR, con mayúsculas.


Minutos de publicidad.


1.- Contra la sordera, gafas de madera. Farmacia del doctor Oreja, calle Trompetilla nº 6. Teléfono 555 55 55.

2.- ¿Tienes monólogos a menudo? ¿Hablas solo? ¿Te molestan tus propias palabras? ¿El propio sonido de tu voz no te deja oír a los demás? Únete al diálogo con Dialoguicina. La nueva medicina revolucionaria que solucionará tus problemas orejiles. Y para casos graves, Dialoguicina Plus.

3.- Bastoncillos “El Sordo”. Suaves, sencillos y cómodos de usar, eliminan la cera de tus oídos de una manera tan delicada que un nuevo mundo de sonidos descubrirás a tu alrededor. Las encontrarás en todas las buenas tiendas del ramo.

4.-Si no quieres quedarte solo en tu casucha, escucha. Bar-Reposante “El Oasis”. Sala de fiestas, salas independientes, en nuestras instalaciones encontrarás el silencio necesario para escuchar a los demás y que te escuchen a ti. Abierto las 24 horas todos los días.


Cuento para la homilía.


Erase una vez un país en el que se hablaba mucho. Pero un día, las palabras se enfadaron e hicieron huelga. Protestaban porque nadie las escuchaba. Cuando las personas hablaban, solo les importaba lo que decían ellas, y así las palabras no encontraban oídos para refugiarse y se quedaban tiradas por ahí, por el suelo. Se veían montones de palabras por todos los sitios, en las aceras, en las calles, flotando por los ríos y los mares, ensuciándolo y afeándolo todo. Muchas de ellas estaban deshilachadas, con las letras separándose de forma grotesca, de tal manera que hasta perdían su significado.

Al comenzar la huelga, las personas quedaron mudas de repente. No podían comunicarse, y empezaron a probar escribiendo, por señas… Pero como no estaban acostumbrados a prestarse atención, no eran capaces de entenderse.

Pasaba el tiempo, y a las personas de ese país no les quedó más remedio que empezar a prestarse atención, y poco a poco empezaron a entender lo que trataban de decirles otras personas.

Las palabras, al ver que las personas empezaban a hacerse algo de caso, hicieron una reunión y votaron el cese de la huelga; y al comenzar a hablar, vieron cómo las personas abrían sus oídos a los demás, y las palabras fueron corriendo a refugiarse en esas orejas calentitas.

Así pues, las personas de ese país aprendieron a escucharse unas a otras. Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.


Peticiones.


- Predícame Pedro, predícame fraile, que por un oído me entra y por otro me sale. (NO).

- Tenemos una sola boca y dos orejas: hay que escuchar el doble de lo que hablamos. (SI).

- Tu di lo que quieras que yo haré lo que me dé la gana. (NO).

- El que no escucha a los demás, sus males oye. (NO).

- El que tenga oídos para oír, que oiga. (SI).

- ¡No te hagas el sordo! (NO).

- Tenemos que ser escuchantes activos, no simples oyentes pasivos. (SI).

- No hay peor sordo que el que no quiere oír. (NO).

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