jueves, 26 de diciembre de 2013

BRINDEMOS POR LA VIDA QUE JESÚS NOS TRAE

EUCARISTÍA DEL DÍA DE NAVIDAD 2013

 

DECRETO DEL DÍA DE NAVIDAD

Habiendo llegado el día en que celebramos la Navidad, con toda la importancia y solemnidad que requiere la ocasión y para que nadie pueda aducir no estar informado de ello, se quiere dar a conocer a la Humanidad entera, con carácter vinculante, el siguiente Decreto Ley para el Día de Navidad:

Artículo 1º: Queda decretado que a pesar de que los grandes almacenes y los anuncios de televisión quieren apropiarse de ella, la fiesta de Navidad es ante todo una fiesta cristiana, donde lo importante no son las compras ni los regalos, sino la celebración del nacimiento del Hijo de Dios.

Artículo 2º: Queda decretado que no haremos de la Navidad unos simples días de vacaciones, en los que lo importante es comer hasta reventar, gastarse mucho dinero y pasárselo bien. Denunciamos que la sociedad de consumo nos ha robado la Navidad, pues ya no se adora al Dios que nace en Belén, sino al "dios dinero" y al "dios consumo".

Artículo 3º: En estas Navidades queda terminantemente prohibido estar triste o enfadado, deprimido o incomunicado. Es falta muy grave haber tenido la cena de Nochebuena sin reconciliarse previamente unos con otros en las familias y con los amigos. Y se prohíbe también todo tipo de exceso en los gastos navideños, en las comidas y en las bebidas, pues no debemos olvidar que para muchos millones de hermanos nuestros Nochebuena significa hambre, frío y pobreza.

Artículo 4º: Queda decretado que de ahora en adelante el villancico "Noche de paz, noche de amor" dejará de cantarse en estas fechas hasta que en nuestras familias no hagamos un esfuerzo serio por construir un auténtico ambiente de paz, amor y unidad.

Artículo 5º y último: Por decreto irrevocable queda establecido que en Navidad todos los hombres y todas las familias se acordarán de lo más importante de esta fiesta: que Dios, movido por su amor, ha querido hacerse uno de nosotros, y por eso nació en la pobreza del portal de Belén; que Dios no vino de visita, sino para quedarse para siempre entre nosotros. Y por eso recordamos que no habrá auténtica Navidad si Dios no nace de nuevo en nuestros corazones.

Todo cuanto acaba de decirse y declararse queda elevado a la categoría de Decreto-Ley para aquellos que afirman ser cristianos, y deberá cumplirse sin excusa ni tardanza a partir de este mismo momento, día 25 de diciembre, fecha en la que entra en vigor el mencionado Decreto-Ley.

Así sea.

 

HOMILÍA

De la misma forma que elegimos el color verde de la esperanza como signo del Adviento, hemos querido simbolizar el tiempo de Navidad con el color blanco de la Vida. Porque el blanco es la suma de todos los colores: el verde de los campos y de la esperanza; el rojo del fuego, de la lucha y el esfuerzo; el azul del cielo, del mar y de la grandeza del hombre y sus capacidades; el amarillo del sol, de nuestra luz interior y del calor y la ternura que podemos dar a la humanidad; el morado de la pasión, del sufrimiento y de los momentos difíciles…

Dios, al hacerse hombre, recoge y vive nuestras esperanzas, nuestra lucha, nuestro trabajo y esfuerzo, toda nuestra grandeza y sufrimiento; vive nuestra misma vida y nos demuestra que en ella hay cabida para todos, que merece la pena brindar por ella.
No podemos mirar al mundo con pesimismo, ni quejarnos todo el tiempo. Es preciso actuar ya, como Jesús lo hizo. No estamos solos, Él vino a nuestra vida, se quedó entre nosotros y sigue actuando a través de nuestra actitud, de nuestras manos, de la escucha y de la Palabra. Él sigue actuando en Navidad y todos los días del año. En el mundo lo necesitamos, nos necesitamos.

Por eso hoy, día en que celebramos que Dios se hace niño, renace en nosotros también la Vida, su vida. Vamos a brindar, con alegría, por la VIDA. 
Brindemos por la vida...

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