domingo, 27 de noviembre de 2022

PRIMER DOMINGO DE ADVIENTO. EUCARISTÍA DEL 27 DE NOVIEMBRE DE 2022

Monición de entrada.-

            Feliz año nuevo a todos. Aunque hay muchos felices años nuevos en el mundo: el natural que tenemos nosotros es el 1 de enero, pero también está el año nuevo chino que no sé cuándo cae, el año escolar que empieza en septiembre, el año hidrológico, que empieza en noviembre, vete tú a saber la cantidad de años nuevos que hay por el mundo…. Pero para nosotros, los cristianos, solemos celebrar el comienzo de año litúrgico a finales de noviembre, el primer domingo de adviento, que es hoy.


            Adviento y Año Nuevo litúrgico que nos empujan a prepararnos para la navidad, para acoger como se merece la venida de Jesús al mundo. Porque, por si no os habíais dado cuenta, a pesar de las luces de las calles, los anuncios de juguetes y los arbolitos del Alcampo, falta menos de un mes para Navidad.

            Y como todos los principios de año, solemos comenzar con un poquico de ganas de empezar bien las cosas, y por eso muchas veces nos proponemos un objetivo, un lema. Para este año, y en nuestra parroquia, nos vamos a proponer éste que tenemos aquí detrás escrito: COMUNIDAD DE FE Y VIDA.

            Es un guiño a todo lo que se ha ido trabajando a lo largo del curso pasado en las reuniones de grupos del sínodo, y que siguen a nivel nacional y mundial. Quizá las conclusiones más importantes se resumen en este lema, porque se ha constatado en casi todas las parroquias la importancia de vivir la comunidad cristiana, y eso solo se puede conseguir con estas dos palabras: aumentando nuestra FE en lo que hacemos y en lo que creemos, y demostrándolo en la VIDA nuestra de cada día, en cualquier lugar y situación.

            Pero seguiremos hablando de este objetivo durante todo el año porque hoy también tenemos que hablar del comienzo del adviento. Y aquí, en el grupo de liturgia de la parroquia queremos hacer la preparación de la navidad a conciencia, con los CINCO SENTIDOS, que son, como todos sabemos, vista, oído, olfato, gusto y tacto.

            Hoy, de acuerdo a las lecturas que nos tocan, nos vamos a centrar en el sentido del olfato (pegamos el dibujito). Olfato es sinónimo de nariz, trompa, napias, hocico, pero también sinónimo de intuición, sagacidad, perspicacia, astucia, sutileza, instinto, corazonada… Hoy nos dice Dios que estemos alerta porque no sabemos cuándo se nos va a necesitar. No es cuestión de que sea el vecino el que nos tenga que decir: “tienes que echar una mano en esto o aquello”. Debemos de ser cada uno de nosotros mismos los que debemos ir indagando, olfateando a nuestro alrededor, descubrir con ese olfato nuestro, con esa intuición, con ese instinto, que Dios se está acercando en el hermano que tenemos al lado y que te necesita para hacer COMUNIDAD en este adviento.

(Encendemos la primera vela del adviento)

 

 

Peticiones de perdón.-

-       Somos muy comodones e hipócritas, porque cerramos muchas veces nuestros ojos, nuestros oídos y nuestras narices a las necesidades del prójimo. Señor, perdónanos.

-       Nos ponemos compromisos demasiado alegremente, y después los incumplimos sin ningún tipo de remordimiento. Cristo, perdónanos.

-       Ponemos demasiada atención en lo intrascendente de la Navidad, y nos olvidamos de que Jesús viene para hacer un reino de amor en la tierra. Señor, perdónanos.

 

 

Monición a la primera lectura.-

            En esta primera lectura, el profeta Isaías nos habla de algo que hoy en día nos hace mucha falta. Paz. Dios viene a cambiar los tanques por tractores, los misiles por residencias y los drones asesinos por paisajes verdes.

 

Monición a la segunda lectura.-

            San Pablo, siempre tan expresivo y directo, nos exhorta en esta carta a los romanos a dejarnos de remolonear y comportarnos con entereza. Pongamos las armas de la luz, no de las tinieblas.

 

Monición al Evangelio.-

            ¿Creéis que estamos seguros porque pensamos que no vendrá el ladrón a nuestra casa? Por mucho que lo creamos, el ladrón, si tiene que venir, vendrá. Así que ya lo sabéis: estad alerta.

 

Peticiones.-

-       Por aquellos extranjeros que lo están pasando mal y no tendrán Navidad: por el frio y la guerra en Ucrania, por la indefensión en la valla de Melilla, por la sequía y el hambre en el África subsahariana, por la represión militar y política en Venezuela, Haití o Indonesia, y por otras muchas necesidades en multitud de países. Por una Navidad Universal.

-       Sin irnos tan lejos, por el anciano del 5º C, que vive solo aunque esté rodeado de gente, por los vecinos de dos casas más allá al que no les llega ni para comprar un lápiz a su hijo para ir a la escuela, y por muchas más necesidades ocultas en nuestro barrio, en nuestra calle, en nuestro bloque de pisos, para que veamos y olfateemos la pobreza que vive a nuestro alrededor y pongamos de nuestra parte algo más este Navidad. Por una Navidad Universal.

-       Por los responsables de las catástrofes humanas, llenos de avaricia por acumular riquezas a costa del caiga quien caiga. Y no me refiero solo a los ricachones, sino a cada uno de nosotros, que todos tenemos también nuestro afán de tener y tener. Por una Navidad Universal.

domingo, 3 de abril de 2022

VETE Y VIVE (EUCARISTÍA DEL 5º DOMINGO DE CUARESMA)

Buenos días hermanas y hermanos.  

Hoy, quinto y último domingo de cuaresma, seguimos caminando juntos hacia la Pascua. A lo largo de todo este tiempo hemos podido sentir el abrazo del padre y su cercanía en cada recodo del camino: Ante las tentaciones de cada día; en nuestras “paradas” para descansar; en los momentos de sequía cuando parece que nuestras ramas se agostan y no vamos a ser capaces de dar fruto; cuando después de creernos autosuficientes y de despilfarrar nuestra herencia, volvemos con el corazón vacío y los pies llenos de polvo.

Hoy podemos sentir de nuevo cómo Dios nos abraza después de quitarnos el peso de las piedras que con frecuencia lanzamos sobre nosotros y sobre los demás.

Continuamente experimentamos limitaciones, situaciones de la vida que nos hacen desfallecer y caer. Incluso, en ocasiones, es tanto el peso que llevamos que se nos hace tremendamente difícil levantarnos.

Pero Jesús vino a liberar nuestras ataduras, a levantarnos del suelo para seguir caminando. Jamás juzgó ni condenó a nadie. Jamás impuso el peso de ninguna ley que no fuera la del amor y la misericordia. ¿Por qué entonces somos tan exigentes con las debilidades de nuestros hermanos y con las nuestras propias?

A través de la Palabra de hoy os invitamos a descubrir ese abrazo tan grande lleno de amor y de misericordia que Dios una vez más nos ofrece.

 

ORACION DE PERDÓN  

Señor, 

Tú, que todo lo haces nuevo,

transforma mis miedos en oportunidades,

mi agresividad en ternura,

mi egoísmo en generosidad,

mi angustia en esperanza,

mi falta de fe en confianza,

mis ruidos en tu silencio lleno de paz.


Señor,

transforma mis piedras en caricias

que envuelvan mi corazón

y el de los demás.


Haz de mi barro una vasija

que yo pueda llenar de tu agua,

que calme la sed,

que limpie las heridas,

que refresque mi alma

y la de todos aquellos

que tú pones en mi caminar.


PETICIONES

Renueva nuestra vida, Señor.

Jesús, hoy te pedimos que las únicas piedras que toquen nuestras manos sean para construir.

Para construir sueños que puedan hacerse realidad en nuestra Iglesia. Que este camino del sínodo nos lleve a una Iglesia liberadora en la que todos tengan cabida.

Para construir espacios de diálogo y de entendimiento entre todos los pueblos con el fin de alcanzar el bien de toda la humanidad.

Para construir esperanza en tantas personas “rotas” por la tristeza, la enfermedad y la soledad.

Para construir ilusiones en los niños y en los jóvenes que se encuentran frecuentemente desorientados por tantas cosas que no dejan llenar su corazón de lo esencial.

Para construir alegría en un mundo lleno de oscuridades.

Para construir la paz en medio de la violencia.

Jesús, transforma nuestras piedras, transforma nuestro corazón.


Renueva nuestra vida, Señor.

 

HOMILIA

¿Por qué estás triste? ¿Por qué hundes tu cuerpo sobre la tierra, bajas la cabeza y escondes tu mirada? ¿Qué te hace sufrir tanto que no eres capaz de ponerte en pie?

¿Tus limitaciones? ¿Tus miedos? ¿Tus inseguridades? ¿Tus fracasos?

¿Por qué te atormentas?

Sea lo que sea, no mereces que ni tú ni nadie lance piedras contra ti.

Todo aquello que te hace daño, que te impide ser feliz, aquello que te desborda…, Jesús lo transforma. Él, que solo sabe de abrazos y de amor, de nuevas oportunidades. Él, que escribe nuestras flaquezas en la tierra para que el viento se las lleve y las haga desaparecer para siempre. Él, que nos abraza con tanta ternura y nos dice: “Venga, levántate. Y con las piedras construye todo el amor que puedas, el mundo te necesita. Yo, siempre estaré contigo”


GESTO DE LA PAZ

Antes de darnos la paz, vamos a guardar un minuto de silencio en oración por todas las víctimas de las guerras, y para que el Señor toque los corazones del ser humano y la paz alcance todos los lugares del mundo.


ORACIÓN FINAL

Tus dibujos en el suelo

han tenido un efecto sorprendente:

el círculo moralista y acusador se ha roto

y, a solas contigo, por primera vez,

me he sentido libre.


Tus dibujos en el suelo

han sido el primer espejo no engañoso

que me ha hecho ver mi rostro triste,

mi ser pobre y vacilante,

mis miedos de siempre.


Tus dibujos en el suelo

han creado un silencio penetrante,

pues han puesto al descubierto

la trágica parodia que vivimos

cuando nos creemos diferentes.


Tus dibujos en el suelo

me han devuelto la dignidad perdida

cuando tu dedo suave y firme

con el polvo de siempre y mis lágrimas perdidas

ha plasmado mi nuevo rostro sonriente.


Después te has incorporado,

solamente has mirado mis ojos,

me has besado como nadie

y has dicho al aire: vete y vive; ya sabes.


domingo, 27 de febrero de 2022

CAMINANDO JUNTOS

 Teneis ya disponible el nuevo número de la revista "El Porche" con el título "CAMINANDO JUNTOS". Podeis descargarlo completo en 
https://drive.google.com/file/d/1GFE63PRE_3dc6XAmTxvB1domuWpV7AT7/view?usp=sharing


Para ir abriendo boca os dejamos aquí el editorial:


EDITORIAL

Estamos continuamente rodeados por multitud de realidades y procesos prácticamente
invisibles, difíciles de captar y explicar, como por ejemplo los virus, la función clorofílica de las plantas, el funcionamiento del cerebro humano o las leyes de la naturaleza y de los organismos sociales.
Por eso, a veces, para comprender intuitivamente algo muy complejo, echamos mano de los símbolos. Así, ya los griegos antiguos explicaban la densa red de interacciones de los miembros de una sociedad con el símbolo del cuerpo, símbolo que san Pablo recoge para hablar de la Iglesia.
El símbolo no solo sirve para comprender, sino también para manejarnos con la realidad de que se trate. Si todos formamos un cuerpo, resulta sencillo ver que de ahí se derivan conclusiones prácticas inmediatas (por ejemplo, que cuidar al otro es cuidarse a sí mismo).
El título del presente número de nuestra revista, “Caminando juntos”, es uno de esos símbolos ambiciosos que pretende sugerir mucho con una imagen simple y familiar. Todos tenemos la experiencia de caminar con otros (en paseos, marchas, peregrinaciones…). De ahí que, ante esa imagen, a todos nos broten de inmediato numerosas ideas prácticas para poder “caminar juntos”. A mí, a bote pronto, se me ocurren las siguientes: tiene que haber acuerdo sobre el destino que se pretende alcanzar y, en alguna medida, sobre el camino que se ha de seguir para llegar allí; ha de haber solidaridad entre todos los miembros del grupo (por tanto: el ritmo lo marcará el más débil; el diálogo será fundamental para organizarse y tomar las decisiones necesarias; todos habrán de ayudar a todos para poder seguir caminando juntos; se pondrá en común lo que se tenga para poder alcanzar juntos la meta).
“Caminando juntos” es el lema del actual Sínodo en que está inmersa la Iglesia. El símbolo por sí mismo dice mucho de cómo debería ser este proceso sinodal. Pero, además, el contexto eclesial ahonda y enriquece aún más el símbolo, pues, por un lado, lo convierte en un modo de entendernos como Iglesia y, por otro, inserta en él la profunda convicción de fe de que no caminamos solos ni sin rumbo (no somos individuos aislados ni nómadas): unidos a Jesús, siguiendo la voz del Espíritu Santo, vamos hacia el Padre. ¡Nuestro destino nos espera! ¡Caminemos juntos…!
                                                                          J. Pedro Tosaus

DESAPRENDER LA GUERRA

 

Claudia, una niña de 10 años, nos ha explicado hoy lo que piensa de la guerra...
"Quiero compartir con vosotros lo que pienso de la guerra.
No me gusta nada ver a las personas llorar, sobre todo llorar de rabia y de tristeza. Debe ser horrible ver desaparecer tu casa de repente envuelta por el humo de una bomba. No es justo que tu padre se quede sin trabajo y tú no puedas volver al colegio porque sencillamente está destruido. Es inhumano que un ser humano coja un fusil para acabar con la vida de otro ser humano; y aún es más inhumano si es un niño quien carga el arma en su hombro. No entiendo por qué el mejor amigo de mi hermano podría convertirse en su peor enemigo teniendo que luchar contra él solamente porque alguien lo ha ordenado, para conseguir no sé el qué. Es absurdo pelear hasta morir por un trozo de tierra, porque mi madre me contó un día que Dios nos regaló el planeta a todos, no solo a unos pocos. Dicen mis abuelos que la vida pasa muy rápido y que no merece la pena desaprovecharla y que de aquí no nos llevaremos nada excepto el amor. ¿Por qué entonces hay personas tan preocupadas por tener más y más cosas, y por conseguir cada vez más poder?. No entiendo nada. Es absurdo. Y los que mandan, los que ponen en marcha esta locura se quedan en sus casas, están protegidos; mientras que otros deben ir a matar; y estoy segura de que muchas de estas personas tienen mucho miedo, no querrían hacerlo, pero alguien lo ha ordenado, para conseguir no sé el qué.
Esto pienso de la guerra. Es una locura. Los que hacen la guerra alguna vez también fueron niños. Yo quiero crecer trabajando por la paz. Voy a tratar de sembrar cada día una semillita de paz en mi familia, entre mis amigos, allá por donde vaya. Así, un día alguien podrá recoger esos frutos y confío en que el mundo será un poquito mejor. No quiero aprender la guerra. No quiero hacerlo. Yo aún soy pequeña, pero vosotros los mayores…
Os invito a desaprender la guerra. Estáis a tiempo. ¿queréis intentarlo?"