Feliz año nuevo a todos. Aunque hay muchos felices años nuevos en el mundo: el natural que tenemos nosotros es el 1 de enero, pero también está el año nuevo chino que no sé cuándo cae, el año escolar que empieza en septiembre, el año hidrológico, que empieza en noviembre, vete tú a saber la cantidad de años nuevos que hay por el mundo…. Pero para nosotros, los cristianos, solemos celebrar el comienzo de año litúrgico a finales de noviembre, el primer domingo de adviento, que es hoy.
Adviento y Año Nuevo litúrgico que nos empujan a prepararnos para la navidad, para acoger como se merece la venida de Jesús al mundo. Porque, por si no os habíais dado cuenta, a pesar de las luces de las calles, los anuncios de juguetes y los arbolitos del Alcampo, falta menos de un mes para Navidad.
Y como todos los principios de año, solemos comenzar con un poquico de ganas de empezar bien las cosas, y por eso muchas veces nos proponemos un objetivo, un lema. Para este año, y en nuestra parroquia, nos vamos a proponer éste que tenemos aquí detrás escrito: COMUNIDAD DE FE Y VIDA.
Es un guiño a todo lo que se ha ido trabajando a lo largo del curso pasado en las reuniones de grupos del sínodo, y que siguen a nivel nacional y mundial. Quizá las conclusiones más importantes se resumen en este lema, porque se ha constatado en casi todas las parroquias la importancia de vivir la comunidad cristiana, y eso solo se puede conseguir con estas dos palabras: aumentando nuestra FE en lo que hacemos y en lo que creemos, y demostrándolo en la VIDA nuestra de cada día, en cualquier lugar y situación.
Pero seguiremos hablando de este objetivo durante todo el año porque hoy también tenemos que hablar del comienzo del adviento. Y aquí, en el grupo de liturgia de la parroquia queremos hacer la preparación de la navidad a conciencia, con los CINCO SENTIDOS, que son, como todos sabemos, vista, oído, olfato, gusto y tacto.
Hoy, de acuerdo a las lecturas que nos tocan, nos vamos a centrar en el sentido del olfato (pegamos el dibujito). Olfato es sinónimo de nariz, trompa, napias, hocico, pero también sinónimo de intuición, sagacidad, perspicacia, astucia, sutileza, instinto, corazonada… Hoy nos dice Dios que estemos alerta porque no sabemos cuándo se nos va a necesitar. No es cuestión de que sea el vecino el que nos tenga que decir: “tienes que echar una mano en esto o aquello”. Debemos de ser cada uno de nosotros mismos los que debemos ir indagando, olfateando a nuestro alrededor, descubrir con ese olfato nuestro, con esa intuición, con ese instinto, que Dios se está acercando en el hermano que tenemos al lado y que te necesita para hacer COMUNIDAD en este adviento.
(Encendemos la primera vela del adviento)
Peticiones de perdón.-
- Somos muy comodones e hipócritas, porque cerramos muchas veces nuestros ojos, nuestros oídos y nuestras narices a las necesidades del prójimo. Señor, perdónanos.
- Nos ponemos compromisos demasiado alegremente, y después los incumplimos sin ningún tipo de remordimiento. Cristo, perdónanos.
- Ponemos demasiada atención en lo intrascendente de la Navidad, y nos olvidamos de que Jesús viene para hacer un reino de amor en la tierra. Señor, perdónanos.
Monición a la primera lectura.-
En esta primera lectura, el profeta Isaías nos habla de algo que hoy en día nos hace mucha falta. Paz. Dios viene a cambiar los tanques por tractores, los misiles por residencias y los drones asesinos por paisajes verdes.
Monición a la segunda lectura.-
San Pablo, siempre tan expresivo y directo, nos exhorta en esta carta a los romanos a dejarnos de remolonear y comportarnos con entereza. Pongamos las armas de la luz, no de las tinieblas.
Monición al Evangelio.-
¿Creéis que estamos seguros porque pensamos que no vendrá el ladrón a nuestra casa? Por mucho que lo creamos, el ladrón, si tiene que venir, vendrá. Así que ya lo sabéis: estad alerta.
Peticiones.-
- Por aquellos extranjeros que lo están pasando mal y no tendrán Navidad: por el frio y la guerra en Ucrania, por la indefensión en la valla de Melilla, por la sequía y el hambre en el África subsahariana, por la represión militar y política en Venezuela, Haití o Indonesia, y por otras muchas necesidades en multitud de países. Por una Navidad Universal.
- Sin irnos tan lejos, por el anciano del 5º C, que vive solo aunque esté rodeado de gente, por los vecinos de dos casas más allá al que no les llega ni para comprar un lápiz a su hijo para ir a la escuela, y por muchas más necesidades ocultas en nuestro barrio, en nuestra calle, en nuestro bloque de pisos, para que veamos y olfateemos la pobreza que vive a nuestro alrededor y pongamos de nuestra parte algo más este Navidad. Por una Navidad Universal.
- Por los responsables de las catástrofes humanas, llenos de avaricia por acumular riquezas a costa del caiga quien caiga. Y no me refiero solo a los ricachones, sino a cada uno de nosotros, que todos tenemos también nuestro afán de tener y tener. Por una Navidad Universal.