DOMINGO, 26 DE MARZO DE 2017. 4º DOMINGO DE CUARESMA.
Entrada.
Hoy empezamos la misa
sin luz. Las personas que vivimos en este siglo XXI tenemos poca sensación de
oscuridad. Estamos rodeados de luces por todos los sitios, y es muy difícil que
experimentemos la sensación de oscuridad absoluta: Las calles tienen farolas;
los escaparates luces de colores llamándonos al consumo; las casas pilotos y
relojitos luminiscentes por si no levantamos por la noche para no tropezar; las
empresas y los centros públicos tienen luminarias de seguridad por si se corta
la corriente; clínicas oftalmológicas, cirugía láser, gafas, lentillas,
colirios, ópticas, todo para ver mejor; hasta mamá móvil tiene linterna para
cualquier emergencia…
Si un día se va la
luz, estamos perdidos: no se puede hacer comida, no se puede ver la tele, no
tenemos calefacción ni aire acondicionado, ni teléfono, ni internet, la
circulación es un caos porque no funcionan los semáforos, las empresas se
colapsan…
Algunas veces hacen en
los colegios pruebas para que la gente se siente en silla de ruedas, e
intentemos comprender las dificultades de poderse mover para aquellas personas
con minusvalía, y aunque lo llegamos a entender, casi nos lo pasamos bien
paseándonos un ratito en silla de ruedas. ¡Pero sólo un ratito, eh!
Pero si en alguna
ocasión nos plantean hacer una prueba de no ver, la sensación no es de sonrisa,
sino de verdadero pánico. Nos encontramos totalmente vencidos, nos da miedo
hasta movernos del sitio, nos corta la respiración. Vamos a intentar hacer una
prueba…
Dios viene esta
Cuaresma a quitarnos todo aquello que no nos deja ver, a curarnos de nuestra
ceguera de amor, a darnos luz para entender el mundo (encendemos la luz y las
velas del altar).
Dios viene esta cuaresma
a enseñarnos a ver la huella de Jesús en cada uno de nuestros hermanos y en
cada uno de nosotros mismos (se quita el cartel).
Peticiones de perdón.
1. Porque no nos
esforzamos en ver el cielo entre tanta contaminación lumínica, en ver a un
árbol en medio del bosque, en ver a las personas en medio de la multitud,
Señor, ten piedad.
2. Porque enseguida
nos ponemos gafas de sol y antifaces para que no nos afecte la luz, es decir,
nos tapamos los ojos para no ver las injusticias y no tener que implicarnos,
Cristo, ten piedad.
3.- Porque no somos
capaces de ver y entender los problemas de los demás, y solo nos importan
nuestros propios problemas, Señor, ten piedad.
Monición para las lecturas.
La primera lectura de
hoy, del libro de Samuel, nos quiere enseñar que no hay que intentar ver sólo
con los ojos de la cara, sino sobre todo con los ojos del corazón, para
entender los designios de Dios
En la carta de san
Pablo a los Efesios, nos anima a buscar la justicia y la verdad en la luz, en
no hacer las cosas a oscuras, sino a la vista de todos.
El evangelio de San
Juan nos narra la curación de un ciego, que le permite ver otra luz todavía más
importante: la de la fe en dios.
CUENTO.
Dos personas estaban
en una habitación del hospital. A uno le habían operado en la cabeza y tenía
los ojos vendados. El otro era un enfermo terminal. El de los ojos vendados, le
preguntó al otro:
Oye, ¿qué se ve al otro
lado de la ventana?
Pues no te lo puedes
imaginar: unos jardines, una pareja que se está paseando de la mano, unos niños
jugando en el parque, una fuente en la que viene pájaros a beber…
Fueron pasando los
días, y cuando se quedaban solos, el de los ojos vendados enseguida le
preguntaba al otro sobre todo lo que se veía por la ventana, y él le seguía
contando: un señor paseando y jugando con su perro, un monte nevado al fondo,
una tienda donde venden flores, una banda de música ensayando…
La persona de los ojos
vendados estaba entusiasmada no solo por lo que le hacía ver el otro, sino por
cómo se lo explicaba, que le hacía ver las cosas como nunca las había visto con
sus propios ojos.
El día que le iban a
quitar la venda, se despertó muy alegre y llamó a su compañero, pero no
respondía. Al llegar la enfermera, le comentó con pesar:
Se lo llevaron anoche
muy malito, y me acaban de comunicar que ha fallecido.
La tristeza se adueñó
de él, pero al momento subió el médico a quitarle la venda. Cuando se la
quitaron y se adecuó su vista a la luz, enseguida dijo:
Llevarme a la ventana,
que quiero ver todas las cosas maravillosas que me contaba mi compañero.
La enfermera, le
contestó: mira, en esta habitación no hay ninguna ventana. Tu compañero era
ciego, y todo lo que te contaba existía… pero en su corazón. Lo ha hecho para
que fueras feliz y se te hiciera más corta tu recuperación. Él ha querido ser
tus ojos durante tu ceguera.
Peticiones.
1. Por todos aquellos
que tienen problemas de visión: ciegos, glaucomas, cataratas, desprendimientos
de retina, máculas…, para que dios les refuerce su riqueza interior en
compensación con su problema, Danos tu luz, señor.
2. Por los optimistas
que se alegran todos los días porque cada mañana sale el sol, para que sepan
transmitir a los de su alrededor la alegría necesaria para hacer el bien, Danos
tu luz, señor.
3. Para que seamos
agradecidos con la vida que tenemos, para que sepamos ver todas las cosas bonitas
que nos suceden a cada instante, desde el mero hecho de vivir hasta el juanete
del pie izquierdo: todo tiene su parte positiva. Danos tu luz, señor.
4. Para que no nos
dejemos engañar por las apariencias, y sepamos ver el interior de las personas,
Danos tu luz, señor.
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