V DOMINGO DE CUARESMA 13 de marzo de 2016
MONICIÓN DE ENTRADA
¡Buenos días a todos!
No importa quien seas, ni de dónde seas, da igual como seas…reza la canción. En la casa de Dios hay sitio para todos. La casa de Dios es mucho más que este templo. La casa de Dios es el mundo.
-¿Que hay sitio para todos en el mundo? ¡Venga, vamos! Y eso, ¿quién se lo cree? Pero, veis cómo está el mundo?
Ante Dios todos somos iguales. Él, no hace distinciones. Por eso, “ante” es la última preposición que hemos elegido para esta cuaresma. Preposición que nos lleva a una proposición: ante Él, nadie es más ni mejor que nadie.
-Entonces somos todos unos ateos. Si para él todos somos iguales, y nosotros no hacemos más que pisotearnos, está claro que ni creemos ni confiamos en Él.
Hoy Jesús nos enseña que por encima de las leyes están las personas. Y el amor y la misericordia por encima de las normas.
-¡Qué fuerte! Y entonces, por qué estamos continuamente machacando a tantas personas porque no cumplen unas normas, que al fin y al cabo son injustas ya que no benefician a todos de la misma manera?
Hoy Dios nos habla de misericordia, de perdón, de amor. Él no entiende de condenas ni juicios.
-Entonces, ¿por qué en nombre de Dios juzgamos y condenamos tantas veces? ¿Es que nos creemos mejores que él?
Dios libera, cura, levanta, acoge, abraza….
-Sí, y mientras, en nuestro mundo, seguimos esclavizando a millones de personas; hiriendo, en ocasiones sin darnos cuenta, al que tenemos más cerca; mirando hacia otro lado; rechazando y discriminando, tirándonos piedras unos contra otros e incluso contra nosotros mismos…
¡Pero bueno…! ¿Qué os pasa? ¿Por qué protestáis de todo lo que voy diciendo?
-Es que, tenemos la sensación de que , a veces, Dios se esconde. No porque Él quiera marcharse, pero es que… lo anulamos, nos ponemos por encima de Él , lo asfixiamos! Tendríamos que dejar a Dios ser Dios y entonces….las cosas cambiarían, ¡seguro!
Tenéis toda la razón. Nos hemos vuelto rancios. Estamos tan aferrados a nuestras comodidades y miserias…
Hoy, último domingo de cuaresma, os invitamos a ponernos ante Dios. A dejarle actuar. A abrir las ventanas de nuestra vida. A dejar que entre su aire, su Espíritu. Dios hace que todo sea nuevo; abre caminos, esperanzas. Y transforma nuestras piedras en caricias.
También hoy celebramos el día del Seminario. En la Eucaristía tendremos presentes de forma especial a todos los jóvenes que ante Dios se han sentido llamados a seguir los mismos pasos de Jesús, por el camino del sacerdocio.
PETICIONES DE PERDÓN
-Señor, te pedimos perdón por que en tu nombre hemos construido muros y normas que discriminan al ser humano, y que lejos de liberar dificultan el encuentro contigo. Señor, ten piedad.
-Señor, te pedimos perdón por nuestros juicios rápidos y fáciles contra aquellos que no han tenido las mismas oportunidades que nosotros. Cristo, ten piedad.
-Señor, te pedimos perdón por no aceptarnos y querernos como tú nos quieres . Señor, ten piedad.
HOMILÍA
-Cada vez que elaboramos leyes injustas o las manipulamos en beneficio de unos pocos, estamos tirando piedras contra nuestros hermanos.
-Cada vez que negamos a las personas oportunidades para rehacer la vida y curar las heridas, estamos tirando piedras a nuestros hermanos.
-Cada vez que miramos para otro lado ante las injusticias que se dan cada día a nuestro alrededor, estamos tirando piedras a nuestros hermanos.
-Cada vez que juzgamos o condenamos, estamos tirando piedras a nuestros hermanos.
-Cada vez que pensamos que alguien se merece algo malo que le ha ocurrido, estamos tirando piedras a nuestros hermanos.
-Cada vez que arrojamos basura en la calle o en el campo, cada vez que malgastamos el agua en casa, cada vez que maltratamos la naturaleza, estamos tirando piedras a nuestros hermanos.
-Cada vez que acusamos al compañero de clase, cada vez que le señalamos con el dedo creyéndonos mejores, estamos tirando piedras a nuestros hermanos.
-Cada vez que negamos una sonrisa porque alguien nos cae mal, cada vez que negamos una caricia a quien la necesita, estamos tirando piedras a nuestros hermanos.
- Cada vez que contestamos de mala manera, cada vez que insultamos, estamos tirando piedras a nuestros hermanos.
En lugar de arrojar piedras contra nadie, hemos de aprender a mirar nuestra propia vida y darnos cuenta que todos tenemos heridas abiertas que curar; hemos de vivir tratando de no hacer daño; comprender la situación de otras personas, aquellos a quienes nos atrevemos a condenar; ayudar a otros, a los que tienen una vida desgraciada que les obliga a quebrantar la ley. Jesús, nos invita a dejar de lado condenas fáciles; porque es muy fácil condenar desde posiciones cómodas a quienes viven en la frontera dura de la vida. Jesús calla, nos perdona y nos invita a ir adelante, con valentía.
(Vídeo “quien esté libre de culpa tire la primera piedra”)
Jesús transforma nuestras piedras en flores que acarician. Os invitamos a llevar vuestras piedras ante el altar y recoger lo que Dios nos regala a cambio. Una flor. Esa flor la podemos regalar a aquella persona a la que hubiéramos tirado hoy nuestra piedra. Cada uno sabemos a quien, quizá seamos nosotros mismos… Mientras tanto vamos cantando. (“Vengo ante ti mi Señor reconociendo mi culpa”)
PETICIONES
1.-Jesús, hay millones de niños que no van al colegio porque tienen que trabajar, porque no tienen colegios o porque no les dejan ir. Te pedimos por ellos. Te lo pedimos, Señor.
2.-Jesús, hemos llenado de fronteras el mundo que tú creaste para todos. Hay guerras en muchos países. Y personas que lo pasan muy mal porque no encuentran un lugar para vivir. Te pedimos por ellos. Te lo pedimos, Señor.
3.-Jesús, todavía hay muchas mujeres a las que se les hace daño y se las trata mal. Son nuestras madres, nuestras hermanas, nuestras amigas. Te pedimos por ellas. Te lo pedimos, Señor.
4.-Jesús, hay personas que no tienen el cariño de nadie, que se sienten solas. Personas a las que dejamos de lado porque no son o no piensan como nosotros. Te pedimos por ellas. Te lo pedimos, Señor.
5.-Jesús, hay jóvenes que desean consagrar su vida a ti, para servir a los demás. Te pedimos por todos aquellos que desean ser sacerdotes. Y también te pedimos por sus formadores, para que sepan transmitir y sean ejemplo de tu Evangelio. Te lo pedimos, Señor.
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