Domingo 5 de enero de 2014. 2º domingo de Navidad
Monición de entrada.
Monición de entrada.
Buenos días.
Celebramos hoy el 2º domingo de Navidad. Seguimos celebrando la Navidad. Hoy
vienen los Reyes Magos….Pero ¿Realmente hemos celebrado estos días lo que había
que celebrar? ¿Hemos podido entre tanta fiesta escuchar LA PALABRA que se hizo
carne entre nosotros?
Acto penitencial
Acto penitencial
·
Llenamos
nuestra vida de “ruidos” que nos impiden escuchar tu palabra. Señor ten piedad
·
Pensamos
que escuchar tu palabra es solamente venir a misa y rezar nuestras oraciones.
Cumplir con nuestros ritos. Cristo ten
piedad
·
No
nos atrevemos a buscarte, a escucharte en los demás, en el mundo, en la
historia de los hombres. Señor ten piedad
Monición a las lecturas.
Monición a las lecturas.
En su afán
de acercarse y de manifestarse, Dios está presente, por su sabiduría, en la historia de los hombres desde
siempre y ha echado raíces donde se le ha acogido. Y al final se hace uno de
nosotros y su palabra se hace vida y sin
embargo los suyos no la acogieron. El que acoge su palabra, su vida, empieza a
vivir como hijo de Dios.
Homilía
Homilía
“DIEZ CONSEJOS PARA ACOGER
LA PALABRA”
Escuchar en el silencio Silenciar nuestra cabeza,
nuestros pensamientos, nuestras exigencias, nuestros dogmas. Silenciar nuestro
corazón, nuestros miedos, nuestras preferencias, silenciar hasta nuestro
cuerpo, nuestras, pasiones, nuestras debilidades, para poder escuchar el
susurro del amor de Dios entre nosotros.
Hacernos cercanos de los
últimos.
Acercarnos con gestos sencillos y palabras de verdad. Jesús se hizo como uno de
nosotros, se colocó abajo, donde están los más abajados de la tierra. Enseguida
le entendieron los pastores de las afueras de Belén, los enfermos que se
hacinaban en torno a los caminos, los niños, las mujeres, los pecadores
arrojados de toda mirada, los extranjeros.
Mostrar la bondad en
nuestra vida. No hace falta ser grandes para ser significativos. La bondad
puede hacerse visible en medio de la enfermedad, en la monotonía del día a día,
en la comunidad de vecinos, en los lugares de trabajo. Es posible asumir con
alegría la limitación. Jesús, encarnándose, hizo de la fragilidad humana un
signo de amor y cercanía a todo ser humano. “¡Qué
bueno es este Bien nuestro!”, exclamaba admirada santa
Teresa.
Mirar la creación como algo
bueno.
Vemos al mundo con una visión esperanzada, a pesar de todo. Es posible el
encuentro de la fe y de la cultura de nuestro tiempo. Cuando miramos nuestras
manos descubrimos una tarea: reconciliar a los hombres y mujeres con la vida.
Jesús no es amenaza del ser humano, es salvación. El mundo es la casa de Dios.
Dejarnos afectar por los
que peor lo pasan en el mundo. En vez de mirar hacia otra parte, volvemos la mirada para ver de
cerca el rostro de los que sufren, estén cerca o lejos. Plantamos cara a la
pereza de dejar para mañana lo que ya hoy puede hacernos descubrir la vida que
llevamos dentro. Los pobres nos evangelizan, sacan de nosotros lo mejor. Los
que vienen de lejos, distintos y distantes, son personas concretas hacia las
que hay que andar, moverse, alcanzarlos para hacerse prójimos, para entablar
relaciones con ellos.
Ser signos de vida y
alegría.
En lo que somos y hacemos, porque no todo da lo mismo. La encarnación de Jesús
genera alegría, fragancia que se extiende por los valles, buena noticia que se
cuentan los pobres, unos a otros. Más allá de todo cansancio y agotamiento, se
abre imparable la frescura de la vida.
Ver en las historias de las
gentes parábolas del Dios vivo. Descubrir toda la creación, mirada por la mirada del Creador,
llena de huellas. Las semillas, el viento, la lluvia, los niños, la tierra, el
color del cielo, la generosidad tan escondida de los pobres, la mujer que da a
luz, el samaritano que desvía su camino para atender a malherido… todo serán
parábolas vivas que hablan de un Padre que sigue actuando en el mundo.
Mirar la vida de las personas con atención. Para que nada se pierda. Para hacer un
mundo mejor hay que empezar a mirarlo con mejores ojos. Miremos de verdad a los
que rodean, miremos más allá de las apariencias, a su corazón, a su humanidad.
Quizá nos sorprenda encontrar lo mismo que tenemos nosotros, la huella del
amor.
Compartir lo pequeño. Belén es pequeña, un niño es pequeño, María y José son una familia
escondida en el trabajo y el gozo de cada día. Todo es pequeño, pero Dios
escoge ese lenguaje para hacerse presente en medio del mundo. Ensalzar lo que
no cuenta, esa es su estrategia. Y lo poquito, compartido, empieza a ser una
fiesta inacabable.
Arrimar el hombro para tareas solidarias. Jesús vino llamando a nuestra puerta, por si queríamos dejarle
trabajar con nuestras pobrezas. El Espíritu se mueve, su imaginación nunca se
agota. Donde menos se espera surgen iniciativas, siempre a favor de la vida.
Hacen falta manos que apoyen, sensibilidades que se pongan al servicio del
bien, dones múltiples colocados en una mesa común para continuar la tarea que
Jesús inició en una cuna.
Oración
de los fieles:
Oración de los fieles:
-
Para que la Iglesia, también nuestra
Iglesia de Valdefierro, sea casa de
bendición, lugar de palabra acogedora, para todos los excluidos y marginados.
OREMOS...
-
Para que las relaciones entre los
pueblos estén dirigidas por gestos de bendición (de justicia, de paz y
fraternidad) y no de maldición (de menosprecio, dominación y esclavitud).
OREMOS...
-
Para que en este nuevo año multipliquemos
entre nosotros las palabras de gracia y de vida y los hechos de cariño y bendición.
OREMOS...
-
Para que aprendamos a sentirnos
bendecidos por ti, Señor, en todos los dones que nos ofreces a través de la
creación y sepamos reconocerte en cada momento de nuestras vidas OREMOS...
-
Para que dejemos las prisas, las
preocupaciones, las ganas de aparentar, y escuchemos la palabra, a Jesús que
nos llama para que le sigamos, OREMOS.
-
Por todos los vecinos de Valdefierro
con dificultades económicas, en paro, con problemas de salud, con falta de
cariño, con soledad..., para que nuestra cercanía y ayuda les muestre el
auténtico rostro de Dios, OREMOS.
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