"El porche" Nº 23 (pincha aquí para ver completo)
EDITORIAL
Todos tenemos la experiencia: en los días nublados, los paisajes (da igual que sean urbanos o rurales) se "entristecen", y el ánimo suele decaer. Y la cosa es aún peor cuando se echa la niebla... En cambio, cuando las nubes se rasgan y se abre paso la luz del sol, todo parece cobrar vida, una solidez cálida que invita a vivir con ilusión y alegría. ¿Que hacen las nubes o la niebla con el paisaje? Las cosas siguen ahí, todo es lo mismo; pero nosotros lo sentimos, lo percibimos, de manera muy diferente.Se me ocurre que algo así nos está pasando con el papa Francisco. Sus gestos y palabras son como un rayo de sol que se cuela entre las nubes y alegra el corazón, como una luz que ilumina lo cotidiano, la vida que tenemos cerca, y con ello nos anima a vivir el Evangelio en todas las situaciones de nuestra jornada.
Pero su figura nos invita también a recordar que, pese a "las nubes" o "la niebla", el Sol de Dios siempre está ahí, y que viene a nosotros constantemente, en este Adviento continuo que es nuestra vida.
J. P. Tosaus
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