domingo, 30 de marzo de 2025

REFLEXIONES CUARESMALES: DOS MODELOS DE DISCIPULADO - MARCOS 12 Y LUCAS 7 (CUARTO DOMINGO DE CUARESMA)

Os dejamos aquí la cuarta y última de las charlas cuaresmales que José Pedro Tosaus nos ha compartido este domingo 30 de marzo.

 


domingo, 23 de marzo de 2025

REFLEXIONES CUARESMALES: LAS ASPIRACIONES SECRETAS DE LOS APÓSTOLES - MARCOS 8-10 (TERCER DOMINGO DE CUARESMA)

Os dejamos aquí la tercera de las charlas cuaresmales que José Pedro Tosaus nos ha compartido este domingo 23 de marzo.


 

domingo, 16 de marzo de 2025

REFLEXIONES CUARESMALES: LA SEMILLA DEL REINO - MARCOS 4 (SEGUNDO DOMINGO DE CUARESMA)

Os dejamos aquí la segunda de las charlas cuaresmales que Jose Pedro Tosaus nos ha compartido este domingo 16 de marzo. 




domingo, 9 de marzo de 2025

REFLEXIONES CUARESMALES: LA PREDICACIÓN INICIAL DE JESÚS... MARCOS 1 (PRIMER DOMINGO DE CUARESMA)

Os dejamos aquí la primera de las charlas cuaresmales que Jose Pedro Tosaus nos ha compartido este domingo 9 de marzo.
 

 

 

miércoles, 26 de febrero de 2025

NÚMERO 56 DE LA REVISTA "EL PORCHE": ¿EN QUIÉN CONFÍAS?

 Coincidiendo con la festividad de Nª Sª de Lourdes se ha publicado el número 56 de nuestra revista "El Porche" con el título ¿En quién confías?

https://drive.google.com/file/d/1SjaevFv22aHlMpAwg1G_TnDENahCBUxZ

Pese a la actual crisis de confianza que sufrimos en nuestra sociedad, seguimos confiando en muchas personas, pero en cada una de ellas de manera diferente. El grado y la amplitud de nuestra confianza varía en cada caso. Y, como la confianza es un sentimiento de ida y vuelta, cabe preguntarse, además, no sólo hasta qué punto confiamos en los otros, sino también si somos personas de fiar, dignas de confianza, y en qué medida. Pues esta confianza bidireccional es necesaria para ir tejiendo la amistad social que se requiere para construir la civilización del amor y la justicia, que es el destino de la Humanidad (pese a todo).

Por debajo de la variedad de manifestaciones de confianza que de hecho vivimos, siempre se encuentra, sin embargo, una confianza más honda, más radical: la que hemos decidido depositar en aquello en lo cual cimentamos nuestra vida. ¿Qué es eso que merece nuestra confianza más profunda?

El Salmo 20 dice: “unos confían en sus carros, otros en su caballería” (versículo 8a). Es decir, unos y otros confían en su poderío militar. Podemos ampliar la lista: hay quienes confían en su dinero, en su talento, en su belleza, en su bienestar, en su salud, en su fuerza, en su inteligencia, en su saber, en su posición social, en su poder, en su influencia… El salmo continúa: “nosotros invocamos el nombre del Señor, Dios nuestro” (versículo 8b). Para nosotros, invocar ese nombre supone confiar en el Amor, manifestado en Jesús (1 Juan 4,16). Esta es la confianza más profundamente cristiana y humana, el mejor cimiento, pues todos los seres humanos estamos hechos, hasta la última fibra, para amar y ser amados.

Ante la pregunta “¿cuál quieres que sea el cimiento de tu vida?” (o, como propone el título del presente número de nuestra revista, “¿en quién confías?”), todos elegimos (aun sin palabras) la respuesta que queremos dar. ¿Cuál es la tuya?

J. Pedro Tosaus

domingo, 1 de diciembre de 2024

NÚMERO 55 DE LA REVISTA "EL PORCHE": LUZ DESDE LAS PERIFERIAS

 Con el adviento llega el nuevo número de nuestra revista "El Porche", el número 55. 

https://drive.google.com/file/d/1-CyoALDNNQi7vuywIjqcxHwoxNJWsrJJ

En sentido literal, “periferias” se refiere a los barrios situados en los márgenes de las grandes ciudades. Tales periferias son observatorios privilegiados de la realidad, pues en ellas se ven con mayor claridad los efectos y consecuencias de nuestro sistema económico-social, de nuestras leyes y de las maneras de funcionar de nuestras instituciones. De ahí recibimos una luz importante con el movimiento asociacionista, por ejemplo: la gente se organiza para ayudar a la gente.

En un sentido más amplio, las periferias son todo ámbito donde la realidad no responde a los clichés estereotipados de la sociedad sobre lo que ha de ser la vida ideal. Eres “periferia”, por ejemplo, si pesas de más, si tienes alguna discapacidad física o mental, si padeces ciertas enfermedades crónicas, si tu comportamiento y apariencia no son “políticamente correctos”, si te mueres de hambre en África o si eres objeto de trata de personas en Europa… De estas periferias también recibimos una luz importante, porque nos invitan a cuestionar esos clichés y a ensanchar la mirada y el corazón.

Cristo es un hombre de las periferias: nace entre animales en un establo, es inmigrante y refugiado político en Egipto, vive en Nazaret (una ciudad de mala fama incluso para los galileos, que también son “periféricos”), es un rabino atípico (elige a sus discípulos, en lugar de esperar a que los discípulos lo elijan a él; y, además, tiene discípulas…), es rechazado y condenado por las autoridades judías y también por las romanas, y acaba ejecutado en una cruz en la periferia de Jerusalén. Además, Jesús se identifica con los “periféricos”, como deja claro en la escena del Juicio Final de Mateo 25: “tuve hambre y (no) me disteis de comer”…, “cada vez que (no) lo hicisteis con uno de estos, mis pequeños hermanos, conmigo lo hicisteis (dejasteis de hacerlo)”. Y, por último, actúa en las periferias, sanando a los enfermos y buscando sobre todo a los pecadores (“periféricos” también), y más a los más pecadores. De este Cristo “periférico” también nos llega una luz grande, la que nos permite ver el amor que Dios nos tiene y nos mueve a cambiar el corazón y a colaborar con Él en su misión en las periferias del mundo.

J. Pedro Tosaus

domingo, 11 de febrero de 2024

NÚMERO 53 DE LA REVISTA EL PORCHE, "ALGO NUEVO SE ACERCA"


 Celebramos la festividad de Nª Sª de Lourdes y recibimos el nuevo número de nuestra revista "El Porche" con el título "Algo nuevo se acerca". Podeis verlo y descargarlo en el enlace

https://drive.google.com/file/d/1R-T2wggT_F2vNVGN6LJzx3_MuikQOOyb

Para ir abriendo boca, os dejamos aquí el
EDITORIAL

En este mundo nuestro, al que a veces se denomina “la sociedad de la información”, estamos habituados a recibir noticias, es decir, novedades o “nuevas” (en inglés, news). Si les damos crédito, las “nuevas” tienen la capacidad de alterar nuestro estado de ánimo y también nuestra mente. Por eso, ante el aluvión informativo que recibimos a diario nos defendemos cerrando lo más posible los ojos y los oídos. Y sentimos como una pesada carga la importante tarea de intentar discernir qué es verdadero y qué no en todo ese maremágnum de “nuevas” que se disputan nuestra atención y nuestra confianza, nuevas entre las cuales, como bien sabemos, hay un sinfín de noticias tergiversadas, sesgadas, manipuladas o directamente inventadas (fake news).

A los cristianos, la novedad que se nos acerca cada día, con insistencia, es la “buena nueva” de Jesús. Se trata de una noticia que pugna por lograr nuestra atención plena y nuestra confianza absoluta. Muy a menudo, sin embargo, no las obtiene, porque en el fondo la consideramos una especie de fake news, una fake news tradicional, eso sí, con la pátina de respetabilidad que eso le confiere; pero no la dejamos entrar en nuestra vida, de manera que nuestro estado de ánimo y nuestra mente cambien. ¡Y eso que es una “buena” noticia, ya que causa alegría profunda a quien la escucha y cree! ¿Cómo no alegrarse al saber por Jesús que Dios nos ama a cada uno tal como somos y que nos invita a compartir su vida misma, sin tener en cuenta para nada ni nuestras deficiencias ni nuestros pecados? Es lo que dice el apóstol Juan: “Nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en ese amor” (1 Jn 4,16).

Tal vez aquí estribe parte del problema: nos decimos que algo tan bueno no puede ser verdad, y preferimos considerar que la “buena nueva” de Jesús es una fake news preciosa, pero increíble. Preferimos cerrarle la puerta y no dejarle entrar en nuestra vida.

Sin embargo, esa novedad permanente del amor de Dios, manifestado en Jesús, se nos sigue acercando cada día, continúa llamando con humilde insistencia a la puerta de nuestro corazón. ¡Oh, si le abriéramos…!

                                                                        José Pedro Tosaus