EUCARISTÍA DEL DÍA 26 DE FEBRERO DE 2023,
PRIMER DOMINGO CUARESMA
MONICIÓN DE ENTRADA
Buenos días hermanas y hermanos! El pasado miércoles comenzamos
el tiempo Cuaresma. Unos días que a lo largo de la historia han podido parecer
oscuros y tristes, llenos de restricciones y de penitencias para “limpiar”
nuestros pecados.
Sin embargo, nada más lejos de la realidad de Dios amor y su
sueño para la humanidad.
La Cuaresma es una oportunidad para “vaciar” nuestro corazón
de todo lo que nos impide ser felices para “llenarlo” más de Dios en nuestra
vida personal y comunitaria. Y de ahí el lema que hemos escogido desde el
equipo de liturgia: “CuaresMásTÚ, más Dios, más el otro. Concretamente, “Menos
yo, más Tú”, fue la consigna que nos acompañó el primer día de la Cuaresma. Esto
nos lleva, como nos explicó José Luis el pasado miércoles, a ir vaciándonos de
nuestros egoísmos y nuestros intereses personales para dejar paso a aquel que
nos ama y da sentido a nuestra vida. Es por eso que Cuaresma debe ir acompañada
de esperanza, optimismo, positividad, alegría y compromiso activo allí donde
nos encontremos.
A lo largo de estos cinco domingos vamos a dejarnos llenar
de la palabra de Dios.
La Palabra de hoy nos llevará hasta el desierto, donde Jesús
fue tentado después de ayunar cuarenta días con sus noches. Y aunque nos puede
parecer algo increíble, en nuestros días, en nuestra vida personal, ¿quién no
ha experimentado situaciones de desierto y quien no es tentado casi
continuamente?
Las tentaciones no fueron algo puntual en la vida de Jesús,
ni tampoco en nuestra vida. Son parte de nuestra realidad humana y son una
oportunidad para obtener lo que deseamos de una manera equivocada que no nos va a hacer felices. Las tentaciones
(codicia, orgullo, poder) conviven con nosotros y nos acompañan, no podemos
evitarlas.
Pero Jesús fue ejemplo de que es posible superarlas: Con
humildad, desde la debilidad humana y la pequeñez. Por eso hoy nos va a
acompañar este eslogan “menos grandeza, más pequeñez”.
ORACIÓN DE PERDÓN
Señor Jesús,
que en el desierto de nuestra vida
seas tú el agua que calme nuestra sed
las sandalias que nos protejan de las rozaduras de nuestro caminar,
la túnica que nos impida quemarnos con los contratiempos de cada día,
las gafas para que nuestros ojos no se cieguen por la codicia,
por el orgullo y por el poder
Señor Jesús,
toma en tus manos nuestras debilidades
y nuestros miedos.
Transfórmalos en coraje y sencillez de corazón.
Y no nos dejes caer en la tentación.
Amén
HOMILÍA
Queremos compartir una reflexión sobre algunas de las
tentaciones con las que convivimos a diario, aunque con frecuencia no somos
conscientes de ellas.
-No compartir mis talentos, guardar lo mejor de mí para mí.
Por miedo al fracaso, por comodidad, por falsa prudencia.. Es una clase de
egoísmo no material que nos empobrece enormemente. (no animar ni motivar a los
demás, no dedicar una sonrisa, una felicitación…)
“Hacen falta
voluntarios para dar clases de español, yo dispongo de tiempo pero, uf, es
complicarse la vida y si no lo hago bien… Bueno, que se ofrezcan otros…”
“Acaban de llegar unos vecinos a vivir enfrente de casa,
creo que son marroquís, podría ir a presentarme… mejor no voy, si necesitan
algo que lo pidan”
-Protestar y renegar por todo, ser negativos y pesimistas
ante las situaciones cotidianas.
“Odio los lunes, me quedaría en casa”
“Para qué voy a ir a la manifestación si no sirve de nada”
“Y ahora qué narices le pasa a ese coche que no arranca y el
semáforo lleva verde una eternidad”
-Pensar que los
“malos”, los “responsables” son siempre los demás.
“No le pienso perdonar, ya me he cansado”
“Le está bien empleado, se lo venía buscando”
-Paralizarnos ante las múltiples necesidades del mundo.
Poner excusas. Mirar para otro lado para no sufrir. Pensar que como no voy a
poder arreglar las cosas, mejor no hago nada.
“¿Hoy me piden dinero para una escuela en Africa? Y ayer
para la Asociación contra el cáncer y mañana pedirán para cualquier otra cosa.
El mundo está fatal, pero los dineros, ¿quién se los queda?”
“No me vengas con guerras en Ucrania, que ya tengo bastante
guerra en casa con la familia”.
-Creer que tengo que llegar a todo y poder con todo. Creerme
imprescindible, no dejar actuar a los demás, no buscar ayuda, no saber delegar, no confiar,
pensar que soy mejor que los otros.
“Todo lo tengo que hacer yo, trabajo, casa, hijos, no me da
la vida pero no me queda otra.”
“Si no es por mí, esto no saldría adelante”
-Descalificar a los demás. Buscar continuo reconocimiento.
No hacer nada “gratis”.
“Déjalo, que no tienes ni idea de hacerlo y además eres un
chapucero”
“ La cantidad de horas que he metido en este proyecto,
total, para que nadie me lo agradezca…”
-Ser superficial, no arriesgarme, no comprometerme. Dar
respuestas fáciles, no implicarnos lo suficiente.
“Ay, que no te agobies si tu hijo no encuentra trabajo, no
le des más importancia, que todos tenemos problemas y de todo se sale.”
“Pobre gente ésta que llega en las pateras. Pero no podemos
dar solución a todos los problemas de la humanidad. Deberían ser sus gobiernos
los que arreglen la situación.
-Juzgar. Opinar de los demás de forma negativa. No ponernos
en la piel del otro. Tener poca empatía.
“ Si es que son unos vagos, los okupas, los que piden por
las calles, muchos de los que llegan de otros países…no te puedes fiar de ellos”
“Vaya rastas que lleva, qué pintas, de dónde han sacado a
éste.”
“Y ese pijo, seguro que no le falta de nada”
-Riqueza, no quiere decir necesariamente nadar en la
abundancia. Comprar lo que no necesito verdaderamente, adueñarnos de la tierra
y de bienes que son de toda la humanidad. Permitir que me sobre aunque haya
otros que no tienen lo necesario.
“Esta camiseta está súper de oferta, tengo muchas pero, ay,
es que es un chollo que no puedo dejar pasar.”
“Nos vendría bien comprar otro coche, me canso de coger
siempre el bus, se pierde mucho tiempo”
….
Son muchas las tentaciones que viajan con nosotros. Pero, al
igual que Jesús, nosotros también podemos vencerlas. Poniéndonos en las manos
de Dios, aceptando nuestra debilidad, nuestra pequeñez y apoyándonos en el otro
descubriremos que es posible humanizar más nuestro corazón. Porque nuestra
mayor grandeza precisamente radica en el reconocimiento de nuestra pequeñez.
PETICIONES
(Responderemos: “haznos fuertes en la
debilidad”
1.-Jesús, no nos dejes caer en la tentación de la tristeza.
Que tengamos siempre palabras amables y una sonrisa allí donde nos encontremos. Haznos fuertes en la
debilidad
2.-Jesús, no nos dejes caer en la tentación del consumo y el
despilfarro. Que seamos cuidadosos con nuestra madre Tierra y sensibles a las
necesidades de nuestros hermanos. Haznos fuertes en la
debilidad
3.-Jesús, no nos dejes caer en la tentación de la pereza.
Que no pongamos excusas para ser generosos con nuestro tiempo ahí donde podamos
aportar nuestros talentos. Haznos fuertes en la
debilidad
4.- Jesús, no nos dejes caer en la tentación del
individualismo. Ayúdanos a descubrir que este mundo solo podemos construirlo
juntos, entre todos, con justicia e igualdad. Haznos fuertes en la
debilidad
5.- Jesús, no nos dejes caer en la tentación de la
desesperanza. Tú nos trajiste la Buena Noticia: que un mundo de amor es
posible. Tú fuiste ejemplo de ello. Haznos fuertes en la
debilidad.